lunes, 7 de mayo de 2012

De deleites, tristeza y entusiasmo

Eso de escribir que qué bella es la vida no me sale muy bien. Sin embargo, leyendo algo que cayó en mis manos, me di cuenta de que algunos filósofos griegos como Teofrasto escribieron libros sobre temas asombrosos. En uno de sus libros, escribe sobre el deleite, la tristeza y el entusiasmo. Así que hoy me aplico en escribir cosas que me deleitan, entristecen y entusiasman: Deleite es el entusiasmo y expectativa que nos causa la llamada del ser amado, cuando nos dice: “Te llamo por la mañana”. El corazón se regocija y el alma serenada espera con impaciencia el primer rayo del alba… Triste es ver que pasan las horas y la prometida llamada no llega. Se contempla el teléfono con incredulidad e impaciencia mientras se repite: “¡Ya va a sonar! ¡Ahorita! ¡1, 2, 3 Shazam! Entusiasmo: Sólo surge cuando el malviviente nos habla, cercana las 8 de la noche. El regocijo radica en el sopapo que le daremos al “seryanotanamado” nomás que llegue a la casa… Deleite es una conversación inteligente, al calor de un buen vino que se degustará lentamente. Si a esto aunamos deliciosa comida y música, el deleite se sublima. Deleite para tener el tiempo de platicar así. Triste es ver que lo que se prepara con tanto afán y delicadeza, sea zampado de un solo bocado por el interlocutor en menoscabo de percibir sabores, olores y sonidos que puedan deleitar a los sentidos. Entusiasmo: La musicalidad del eructo con que nuestro interlocutor nos hará saber de su propio deleite. Deleite es fumar un cigarrillo después de un café, licor digestivo en mano. Triste es saber que se pagará caro por el deleite. Entusiasmo de saber que lo bailado ni quien lo quite. Deleite es disfrutar de una deliciosa siesta después de comer, cuantimás si ésta va acompañada del sonido de la lluvia golpeando la ventana; percibir después el olor a tierra húmeda mientras Morfeo (o como le quieran poner) los arropa entre sus brazos. Triste es despertar sabiendo que la vida no es sueño y que en estos tiempos ya pocos son los elegidos para llevar a cabo el sagrado ritual de la siesta. Entusiasmo: Aquí no aplica porque si nos pasamos, nos da la modorra y después insomnio, por lo que en la mañana, no nos podemos levantar y tenemos que tomar una siesta… Deleite es ir de compras para amortiguar la depresión. Cartera o tarjeta en mano, todo se puede adquirir con el poder de la firma: vestido, zapatos, lencería, perfumes, tecnología de punta… Triste es la culpa que no nos deja llegando a casa, nos hacemos cruces y nos preguntamos en qué estábamos pensando, puro chirriar y crujir de dientes… Entusiasmo: es el que tenemos que meterle camino al banco para pagar nuestro desaguisado…