Hace poco se suscitó en una red social a la que estoy inscrita el dilema del “eterno femenino” Yo la verdad no tengo ni la más remota idea de cuál sea ese misterio del que tanto hablan los hombres, sobre todo los que le sacan al paquete de tener una relación. No es tan complicado como parece. Para beneplácito de los caballeros que me leen y repudio total de las de mi género por andar rajando cosas que no debo, presento ante ustedes algunos de estos enigmas:
lunes, 7 de agosto de 2017
De veras que somos… el misterio femenino 1
Hace poco se suscitó en una red social a la que estoy inscrita el dilema del “eterno femenino” Yo la verdad no tengo ni la más remota idea de cuál sea ese misterio del que tanto hablan los hombres, sobre todo los que le sacan al paquete de tener una relación. No es tan complicado como parece. Para beneplácito de los caballeros que me leen y repudio total de las de mi género por andar rajando cosas que no debo, presento ante ustedes algunos de estos enigmas:
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Ruda o Cursi
sábado, 4 de marzo de 2017
Y yo ni salgo
Recién me he dado cuenta que la vida en
una pequeña ciudad muchas veces aparentemente no ofrece la oportunidad de tener
vivencias que conmueven o permite tener contacto con personajes de del mundillo
social. Pues fíjense que no. Esto es una vil mentira. Les voy a platicar un
caso que considero fue un encuentro inesperado y asombro, nomás este, porque he
tenido muchos.
Desde mi computadora y en la comodidad de
mi hogar tuve la oportunidad de ingresar a la «aldea global». Evito nombres por
respeto a los protagonistas, bueno al otro protagonista, que ya goza de los
privilegios de la gloria del Señor.
Resulta que hace ya algunos años, cuando
se usaban los famosos «salones de chat» andaba yo a la caza de personas
interesantes y un señor ya entrado en años me contacta por ese medio. Ya ni me
acuerdo cómo era ese asunto, pero pasamos al contacto por correo electrónico.
Ya saben, me dijo que me quería conocer, que si patatín patatán. Y pues una que
siempre gusta de la curiosidad y el morbo, no tiene más remedio que contestar.
El primer correo muy ingenuo de mi parte: —¿a qué te dedicas?—, a lo que él me
contestó muy propio: «soy escritor y periodista». Me dio su nombre y yo me
quedé impávida, pero con mucha curiosidad, así que lo busqué en la limitada red
que en esos días había. Lo que me encontré me dejó boquiabierta. El señor era
un eminente periodista, tenía chorrocientos libros publicados, tuvo su propio
programa de televisión en conocido canal cultural por varios años y fue una
figura muy reconocida en el medio ambiente editorial por ser parte aguas en
publicaciones que antes no se hacían en México. Ya saben, yo con cara de suela
de zapato, pero honradísima de que un personaje de su talla me haya manifestado
su deseo de conocerme, a mí, pobre mortal refundida en risueño pueblecillo del
interior de la república.
Llegué con mi madre, que siempre es mi
referencia ante personajes de esta naturaleza y me dijo: —«¿Recuerdas los
recortes de revista que alguna vez te mostré? Pues él es el autor de tan bellos
textos»—. Rauda, le escribí un correo para platicarle de tamaña coincidencia.
Esos textos, le dije, reflejaban un conocimiento íntimo de la naturaleza
femenina y me encantaban. De hecho, todavía los guardo con celo, le comenté.
Bueno, pues para no hacerles el cuento largo, me dijo que ya los había vuelto
un libro y que no se habían publicado porque lo vetaron del mundo periodístico
por motivos oscuros. De esas cosas que jamás pasan en nuestro México.
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Tuvo a bien compartirme su libro en
formato PDF con la consigna de que no lo compartiera hasta su publicación, cosa
que he llevado a cabo, por ser su voluntad. La amistad terminó cuando al querer
entablar una plática más profunda con él, le pregunté: —¿Cree usted posible que
se pueda dar una amistad sincera entre un hombre y una mujer?—. A ver, pero que
sonsa. Jamás me volvió a escribir, pero guardo la anécdota con mucho cariño.
Para que vean que desde la comodidad de nuestro hogar, pasan cosas de gran
intensidad, porque la verdad, yo ni salgo.
domingo, 22 de enero de 2017
Origami amoroso
No cabe duda que los amantes decimonónicos se daban sus mañas para comunicarse, confieso que nunca había visto el “lenguaje de las tarjetas” aquí se los pongo por si se les ofrece:
Doblada la esquina izquierda superior: FELICITACIÓN
Doblada la esquina izquierda inferior: DESPEDIDA
Doblada la esquina derecha inferior: PÉSAME
Dobladas las dos esquinas superiores: VEN A VERME
Dobladas las dos esquinas inferiores: CORRESPONDIDO
Dobladas las dos esquinas de la derecha: ACEPTO
Dobladas las dos esquinas de la izquierda: NO VUELVAS
Doblada la esquina derecha superior o izquierda inferior: CITA
Tres esquinas dobladas hace dentro: NO HAY PELIGRO
Las mismas esquinas dobladas hacia fuera: HAY PELIGRO
Dobladas las esquinas inferiores una hacia dentro y la otra hacia fuera: ESPERANZA
Dobladas las dos esquinas de la derecha una hacia dentro y la otra hacia fuera: NO PUEDO
Dobladas las cuatro esquinas: CALABAZAS (sic)
Doblada la tarjeta por la mitad: DESPRECIO.
Fuente: “Colección Cartas amorosas No. 2”, Editorial Vanegas Arroyo, México. Grabado por José Guadalupe Posada.
domingo, 15 de enero de 2017
¡Te digo, pero ahí vas...!
Estimados lectores: (si es que queda uno por allí que me extrañe) me vi forzada a dejar este blog para adquirir experiencia y tener más historias de vida que contar por aquí. Después de un matrimonio fallido, tres relaciones bastante esclarecedoras, cinco kilos más, dos operaciones y cumplir con la edad requerida, ya puedo continuar con estos escritos, fruto de la experiencia de la observación de la naturaleza humana y de mis propias regadas de tepache. Así que me arranco.
Recién durante este
año, he observado que en las temidas redes sociales proliferan sitios que se
dedican a realizar videos de no más de un minuto, disfrazados de buenas
intenciones, pero que no son más que la versión ultra mega reducida de libros
de autoayuda, los cuales como saben, detesto bastante. Es entonces que como una
ayuda a la comunidad, propiciar el conocimiento interior y para que no se vayan
con la finta, he decidido poner en evidencia estas fuentes de saber, sobre todo
para ahorrarles tiempo ahora que inicia el año.
Aclaro antes de
empezar, que no niego que son efectivos los consejos, que están llenos de
buenas intenciones, igualito que el camino al infierno y que cada quien es
libre de albergar en su alma la esperanza y determinación del «ahora sí lo voy
a hacer». Para que luego no me reclamen, yo respeto mucho. Ahora sí, me
arranco.
Micropíldora de sabiduría 1: «Tú tienes la
fuerza interior para cambiar. Si algo no te gusta, cámbialo. No es necesario
que vivas como lo haces. Deja tu trabajo, tus amistades a tu familia y a tu pez
dorado; toma tu mochila (aquí se dan instrucciones de cómo doblar la ropa) y parte
a conquistar el mundo»
Provoca en nosotros: «¡Sí, ya es tiempo de cambiar!
¡Estoy hasta el queque de que mi mamá me mande, de que mi novio me cele, de
darle de comer al maldito pez, de tener que levantarme a las cuatro de la
mañana para hacer ejercicio e ir a trabajar! ¡Nunca más, tengo la edad, tengo
la fuerza, solo se requiere de voluntad y esa… más o menos! A ver almohada, ¿cuánto
dinero tengo para irme al Tibet a seguir al Dalai?.. mmm, ok, sí la hago!
Pero nosotros vamos y… Nos levantamos a las 4 de la mañana,
nos arreglamos, ya se nos olvidó lo que leímos, nos peleamos con el jefe, nos
despiden; tenemos deudas, mismas que serán pagadas por nuestros padres y el pez
dorado sigue boqueando…
Micropíldora de sabiduría 2: «¿Te has preguntado
por qué sigues en una relación tóxica? ¡Ya no más! No te quedes con quien no
quiere quedarse contigo. Aferrarse a alguien genera un desgaste emocional que
le da en la torre a tu autoestima. Perder
alguien duele mucho, pero es más triste no amarte a ti mismo»
Provoca en nosotros: «¡Ese cabrón me las va a pagar,
ahora sí verá como lo ignoro con todititita mi indiferencia, sentirá el
desprecio corriendo por sus venas, lo voy a bloquear del feis, del guats, del
tuiter, de instagram! ¡Ya lo estoy viendo, preguntándose qué haré, con quien
estoy, por qué lo saqué de mi vida! ¡Quiero ver que se arrastre a mis pies, que
llore, que se rasgue las vestiduras, que mande decir misas por mi alma, que me
encomiende a Santa Rita, patrona de los imposibles para que yo vuelva a su
lado, mientras yo me río entre dientes y de lejitos...!»
Pero nosotros vamos y… «¡Ay no, pobre! Seguro ya está con
el pendiente ¿pues cómo lo dejo así? Va a pensar que me morí y seguro hace un
mega pancho. Ya lo vi, buscando hasta con perros por la Sierra de San
Miguelito, grabando en cada penca mi nombre. ¡No pobre, no puedo hacerle esto!
Le voy a escribir un Inbox: —¿Juan? Hola gordi
¿qué haces?—.»
Micropíldora de sabiduría 3: «¿Sabías que la
chía es una planta milenaria con propiedades astringentes, ayuda a limpiar el
riñón, deja el colón para estrenar, evita las palpitaciones del corazón y
genera serotonina en el cerebro que es la causante de nuestra felicidad? Desde
el inicio de los tiempos los chinos la han tomado y se ve su evidente
longevidad»
Provoca en nosotros: «¡Mañana mismo me compro cinco kilos
de chía, la venden barata en el mercado y al mayoreo sale muy buena, no como en
los supermercados que te la venden por medios kilos y bien cara. Me levanto y
voy al sobre ruedas de atrás de mi
casa, igual hasta me dan pilón y así no doy tantas vueltas!»
Pero nosotros vamos y… No usamos la chía ni para hacer
macetas de animalitos. La chía se llena de gorupos o se la regalamos a nuestro
amigo hipster…
Micropíldora de sabiduría 4: «Los gatos son un
tesoro. Son la personificación de la elegancia y el buen gusto. Cada gato es un
tigre en un cuerpo tierno y esponjosito; dormirá a tu lado cuando haga frío. Su
ronroneo es curativo ya que limpia de colesterol las venas y saca las toxinas
de tu cuerpo pecador. Tú serás su amigo y proveedor, acepta sus regalos con
amor; es un excelente despertador; les encanta jugar con bolas de estambre y
plumitas. Duermen 18 horas al día. ¡Una maravilla!»
Provoca en nosotros: «¡Mañana mismo adopto un gato!»
Pero nosotros vamos y… Adoptamos un gato. Pero duermen las
18 horas que tú no estás en casa porque cuando estás, quiere comer, jugar con
28 variedades de juguetes diferentes, te deja los muebles como peluca Pixie y
además, tienes la piel rallada por sus simpáticas garritas ya que eres su presa
más codiciada. Y se callan, porque tengo un gato.
sábado, 17 de mayo de 2014
Echándome a perder
domingo, 11 de mayo de 2014
Arquetipos femeninos: la secretaria
Atrás
quedó la secretaria, aquella leal trabajadora, inspiración del grupo Mocedades,
en donde se narra la historia de la discreción hecha mujer. Si no se acuerdan,
aquí se las pongo:https://www.youtube.com/watch?v=vEEIzUkhd6w
Mi
experiencia con las secretarias ha sido corta pero substanciosa, he de afirmar
que, para tener secretaria, se necesita un perfil de líder, cosa que considero
que ni por asomo tengo. Mi contacto con estas hábiles y abnegadas mujeres se
había limitado a que me dieran los buenos días y a que fuera a recoger mi
cheque “dentro de quince días, porque el Licenciado no los había firmado y
quien sabe si iba a regresar.” Ante tales respuestas aprendí taimadamente a
llegar siempre con una sonrisa, memorizar sus nombres o llamarlas alegremente
con un ¡Hola hermosa! y proceder a apuntar rigurosamente sus cumpleaños en
orden mensual colocando al lado, el nombre de la empresa donde trabajaban para
llamarlas o en su defecto, regalar “un detallito.” El día de la secretaria fue
para mí, más sagrado que Navidad y Día de las Madres juntos.
Luego,
la vida me puso en mi lugar y me premió con no una sino ¡cinco! secretarias a
mi cargo. Nomás porque me dijeron que con este acto podía sacar a varias ánimas
del purgatorio, que si no, me rajo. Pues bien, no sé si el tiempo que duró este
martirio en vida (sí, ya sé que es una expresión redundante, pero se oye de
garra) sea suficiente para tener la autoridad Jungiana de someterlos a la
siguiente clasificación arquetípica de la secretaria, tómenlo como un acto
humanitario por si se ven en esos trances. Me arranco:
La redencionista: La que me tocó a mí, me llevaba el Atalaya todas las semanas y tenía la
sana costumbre de que en los momentos más álgidos de mi trabajo entraba con
cara de “mujer redimida y preocupada a su vez por la redención de mi alma” a
invitarme a un congreso de jóvenes creyentes, o a una reunión de su culto por
la tarde, o a que donara una cantidad de mi sueldo para beneficio de las almas
en pena. Cuando vio que yo era más impenetrable que las murallas de Jericó, su
siguiente jugada fue pedirme permiso de ausentarse para asistir ella, que
alguien en esa oficina debía mantener la cordura ¡carajo! Nunca se lo di, pero
como conocía los entresijos del sistema, todo el reglamento de permisos y
derechos del trabajador y los 330 logros sindicales procedió a tocar las
trompetas divinas y mandarme al infierno con su dedo flamígero. Recuerdo verla
a lo lejos rodeada de un halo de santidad.
La Party Planner: al principio todo es carcajada y armonía: todas
nos llevamos bien, nos damos los buenos días y a trabajar. Pero hete aquí que
los días se convierten en meses y que al ser una oficina con tantísimo
personal, alguien, por fuerza cumple años. Y aquí entra en acción la secre que
lleva una agenda rigurosa de los onomásticos mensuales. Un día antes del ágape,
organiza con velocidad pasmosa qué nos toca llevar o de a cuánto será el
sablazo. Sabe quién cocina una deliciosa cochinita pibil o a quién le sale
mejor la salsa molcajeteada. Pide pastel, velitas, gelatina de mosaico,
cubertería desechable, tostadas, lechuga y jitomate picados, chiles en vinagre,
cebolla morada, patitas de puerco, pollo deshebrado, crema de vaca y queso
rallado. Y ¡a darle que es mole de olla! Dos horas señores, dos horas
encerradas en un cubículo de 2x1 comiendo tostadas de pata y berreando Las mañanitas para homenajear a la
compañera. Si osaba mostrarme al menos contrariada por esta situación y más que
nada porque había una fila ingente de personas buscando ser atendidas, me
salían con que “todas tenían derecho a media hora para lonchar y pues ese día
decidieron juntarlas”. Ahí conocí el significado de la palabra impotencia.
La madre abnegada: este es un caso difícil, ya que va de por medio el
paradigma madre solo hay una, tan
arraigado en nuestra cultura mexicana. Normalmente tienen de dos a cinco hijos
cuyas edades fluctúan entre 2 meses y 6 años, viven en casa de la suegra y
tienen que llevar a las creaturas en camión a la guardería, al kinder y a la
primaria antes de las 7 de la mañana, lo cual no deja de ser un acto de
abnegación, lo reconozco. Como es de suponer, siempre llegan tarde. Checan
después de su hora y luego van a que les des un pase de salida para justificar
la falta. Diario. Cinco días a la semana. Aquí te amarras la tripa y el resto
de los ovarios que te dejaron las otras dos arriba mencionadas y por supuesto,
le dices que no. Sus ojos comienzan a rasarse, su labio inferior tiembla,
entrelaza las manos en actitud suplicante y te sorraja en la cara: “lo que pasa
es que usted no entiende, como no tiene hijos…”. ”¡Hija de su china madre!”
Pienso para mis adentros. Ante tal argumento, cedo el primer día, tal vez el
segundo. A la tercera vez, ni la recibo, por lo que se echa a andar la
maquinaria llamada La venganza de una
madre, la cual consiste en odiarte y hacerte quedar mal hasta el fin de sus
días, menos en Navidad, que es cuando piden su cuelga.
Por
supuesto, no puedo dejar de mencionar que existen secretarias que son como un
bálsamo para el alma, las que están de tu parte, las que te meten el hombro en
momentos clave. También tuve una así: amable, prudente, eficiente y más lista
que yo. Ella fue una de las personas a quienes debo mi agradecimiento. Gracias
N por estar conmigo, por ayudarme a llegar a donde estoy.
domingo, 4 de mayo de 2014
Si lo sabe Dios, que lo sepa el mundo (De una vez)
Esto
lo hago, porque definitivamente, ya no tenemos privacidad a partir de que
cualquier aplicación que osemos bajar a nuestros dispositivos obliga al usuario
a notificar al público pendiente de dónde estoy, qué como y a qué hora voy al
baño. Así que comienzo:
Música:
lo mismo escucho una sonata de Chopin, que una guacharaca portola cuyo ritmo
sicalíptico me hace fantasear con hombres de músculos marcados y brillo
sudoroso en la piel. Lo mismo escucho a Bach, que me acelero con electrónica Psyhco o caigo en depresión con los Tres
Ases; lo mismo me sale mi lado anarquista con Silvio Rodríguez que me sumerjo
en las profundidades del averno cortándome las venas con Emmanuel y su “Todo se
derrumbó dentro de mí”. Lo mismo escucho música disco que me zumbo 5 horas de
música cubana. Lo único que no soporto es la “Bandamax” y el reguetón, de ahí
en fuera ¡Venga! Ya lo dice Spotify.
Respecto
al cine he de confesar que me gustan los musicales de Hollywood, ya saben, desde Fred y Ginger deslizándose por la pista,
hasta Mickey y Judy cantando Good Morning.
Lloré con Bambi y Dumbo
y soñé (creo que lo sigo haciendo ¡maldición!) con el Principe Azul. Pero
también me reventé todas las ochentenas cursis como Me enamoré de un maniquí, La
chica de rosa (siempre quise toda la ropa que sacaba Molly Ringwald en esa
película), Barquillo de Limón y Porky’s. Mel Gibbson, Rob Lowe y Andrew
McCarthy poblaron mis sueños adolescentes. Confieso que vi todas las de Van
Damme y que Bruce Lee es su padre. Así que la próxima vez que Netflix les anuncie que estoy viendo una
de estas, ni se extrañen.
Confieso
que tengo un morbo rayano en la perversidad para ver videos de animales
tiernos, gente superada, historias de asesinos, moda exótica y trendy y páginas sobre “cómo ser más (lo
que sea)”, contesto test del tipo “Qué significa tu nombre”, “Qué animal eres”
o “Qué fuiste en otra vida”.
Y
bueno, les aviso que como ya bajé la aplicación de Foursquare, próximamente se enterarán de mi apasionante y excitante
vida, nomás les pido que si me ven en la funeraria de moda, no se queden con el
pendiente y pregunten que con quién.
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