Hace poco se suscitó en una red social a la que estoy inscrita el dilema del “eterno femenino” Yo la verdad no tengo ni la más remota idea de cuál sea ese misterio del que hablan los sufridos hombres que tienen la fortuna de acompañarnos por la vida. No es tan complicado como parece. Para beneplácito de los caballeros que me leen y repudio total de las de mi género, presento ante ustedes algunas de esas contradicciones desde mi humilde punto de vista:
martes, 20 de julio de 2010
De veras que somos… el misterio femenino 1
lunes, 12 de julio de 2010
Lección 2 para solteros: Tu amigo el refrigerador
Es una verdad absoluta que no venden porciones de nada para una persona en el super. Cuando se vive solo, se hace uno el propósito de comprar cosas sanas y que tengan alto contenido alimenticio. Buenos propósitos. Así, vamos al super y compramos un kilo de manzanas, media papaya, otro tanto de sandía, 5 kilos de naranja, uvas, plátano, lechuga orejona y escarola –porque es la que sale en las películas cuando preparan una ensalada- arándanos, mermelada de dos sabores, carnes y cortes selectos, quesos finos y con hoyitos, jitomáte, cebolla, cilántro y un laaaargo etcétera de cosas. Llegamos entusiasmados a nuestro hogar y comenzamos a acomodar todo en su respectivo lugar. Y comienza el paso inexorable del tiempo…. Al transcurrir de dos semanas, abrimos el refrigerador porque “ahora sí me voy a hacer yo de comer”… El espectáculo que contemplamos entonces es digno de cualquier película de terror, en el mejor de los casos. El Dr. Fleming moriría de felicidad y nos convertiría en sus proveedores oficiales para la elaboración de penicilina de primera calidad. Nos damos cuenta de que no estamos solos, estamos frente a un ecosistema plagado de pequeños monstruos que han dado cuenta de nuestras “delicatessen” de la manera más oprobiosa posible. Con la leche, ya podemos hacer un delicioso requesón, los jitomátes tienen una consistencia engañosa porque siempre vemos el lado lindo, pero por abajo están negros como capa de vampiro; el cilántro tiene consistencia de lirio desmayado y los quesos están listos para que se los coma un francés… Nos da coraje tanto desperdicio, fruto de la flojera por cocinar. En nuestra desesperación por hacernos un bocadillo madrugador, raspamos el queso, le cortamos la orilla al jamón y lo enjuagamos cuando ya está medio “baboso”. Tengo un amigo soltero que me dice que él ha llegado a “fusionar”una serie de alimentos que en su sano juicio jamás probaría, por ejemplo, patitas de cerdo en vinagre sobre galletas Marías, papas con mermelada de fresa o lechuga con frijoles de lata. He aquí los básicos de una persona que vive consigo misma:
- Cervezas, muchas…
- Refrescos embotellados
- 1 queso fresco
- 1 paquete de queso amarillo
- 200 gr de jamón
- Tortillas de harina
- Salsa casera
- 2 bolitas de chorizo
- 6 huevos
- 12 yogurths líquido
- Hielo (el congelador lleno)
Esto si es un refrigerador digno de un soltero. Y la comida mejor la compran en la cocina económica de su preferencia o se abonan con un amigo casado, aunque corren el riesgo de ser corridos a la semana por la ñora de la casa. Y de vez en cuando, el refri se limpia y descongela...
martes, 6 de julio de 2010
Instrucciones para solteros: Lección 1
A un año de vivir en un departamento en calidad de soltera, he decidido compartir mis experiencias para todos aquellos que deseen seguir mis pasos y tener ¡por fin! Un espacio en donde el único amo y señor (o señora) seamos nosotros. Primero que nada, cuando uno es chavo, ensueña con tener un espacio propio, cuantimás si se comparte recámara con el hermano latoso, la que ronca o la que lee hasta altas horas de la noche –hermana, perdón por eso-. Hacemos construcción de castillos en el aire, hagan de cuenta como cuando soñamos con sacarnos la lotería: repartimos espacios, soñamos con muebles de firma, decoración finísima –nada de las horribles figuritas de Lladró bailando minuete sobre una carpetita de gancho que tiene nuestra madre sobre la televisión de la casa-. Unos sueñan con un “lounge” tipo New York con un toque industrial posmoderno, otros, con una casita de cerca blanca y perro saliendo a recibirlos; otros sueñan con el clásico “Pent House” en las alturas de moderno edificio; los que tienen alma de artista, anhelan vivir en la clásica buhardilla del centro histórico de su ciudad.
Permítanme desmentirlos, ni modo, esto es como cuando el amigo acomedido les dice quién es Santa Claus. La verdad, es que comenzaremos por buscar un lugar de acuerdo a nuestro presupuesto, que en nada se parece a lo planeado. Primero debemos hacer un examen de conciencia y contestarte estas sencillas preguntas:
¿Me gusta la jardinería?
Este punto es importante porque tal vez tengas ganas de rentar una casa con jardín y eso implica cortar el pasto, regar, abonar, etc. En mi caso, el único ser vivo en mi casa soy yo, no tengo mano ni para los cactus y las plantas de plástico me parecen horrendas, aunque los seguidores del Feng Chui se molesten conmigo…
¿Me gusta lavar y planchar?
Compra básica: una lavadora y ropa que no se planche. Detectar la lavandería más cercana.
¿Disfruto enormemente ir al super?
Aquí tendrán un serio problema con las raciones: No venden raciones para personas solas. Ubiquen la tiendita de la esquina más cercana y hagan compra hormiga. Sale un poco más carillo pero pueden comprar 4 huevos en lugar de la docena completa.
¿Me encanta la cocina?
Si se están imaginando que su cocina será como en las películas en donde todos los días hacen pastas exóticas, mientras le menean a la salsa al tiempo que beben una copa de Merlot, ni se emocionen. Mejor busquen la cocina económica más cercana a su casa.
¿Compro sin pensar en las consecuencias?
Cada ves que compran un aparato eléctrico tienen que, o leer las instrucciones, o poner taquetes para algo, o ponerle pilas al control, o instalar algo, así que vayan pensando si no son muy hábiles en ese rubro…
Si deciden vivir en una casa o buhardilla vieja del centro de su ciudad: compren un buen paraguas, para cruzar en tiempo de lluvias del comedor a la cocina y un buen jorongo para ir al baño a altas horas de la madrugada –funciona bien una bacinica-. Lo barato de la renta se compensa con lo caro de la luz y las fugas de agua. En algunos casos, no llega el cable para tv.
Si deciden vivir en un departamento: estén dispuestos a soportar a la vecina de arriba que taconea por toda la casa al más puro estilo de Michel Flatley o la que decide cambiar la distribución de sus muebles cada tercer día… ¡Ah! Y los vecinos compartidos que ponen su música a 127 decibeles, cuantimás si son fanáticos del ballenato o la cumbia alteña… Lo mejor es valorar y seguir con la posibilidad de quedarnos en casa de la madre otros quince años...