jueves, 9 de julio de 2009

El arte de ser una joven encantadora I

Entre los cientos de libros que inundan mi espacio, encontré uno que me remitió una vez más a mis mocedades, más cercanas que lejanas, aclaro. Un buen día me dio por coleccionar libros según su grado de cursilería, porque yo, no soy ruda, me declaro absolutamente cursi. El libro del que les escribo se llama “El arte de ser una joven encantadora”. Editado en 1953 por la editorial Fénix. Raro, no tiene autor que lo firme, por más que lo busqué. Cuando me puse a leerlo nuevamente, me di cuenta de que la autora –porque esto sólo lo pudo escribir una mujer- era una especie de doctora corazón, de esas que contestan cartas en las revistas femeninas o en la parte trasera de las fotonovelas. Cito los temas: “Recetas de belleza”; “A los veinte años”; “Saber ignorar lo que se sabe”; “La poesía del hogar”; “Sobre el flirt”; “La danza”; “Perfiles perdidos”; “Aquellas que trabajan”; “Las que lo merecen”; “Las solteronas”; “El arte de ser soltera”... y así un gran número de sugestivos tópicos a cual más de cursis. Utilizando el lenguaje de nuestra simpática autora les pregunto: ¿Verdad queridas damitas, que la curiosidad invade vuestras pequeñas cabecitas? Lo sé. Así que durante un tiempecillo me daré a la tarea de ponerles unos extractos de tan magnífica guía espiritual, para que las casadas agraden más al marido y las solteras no se queden “para vestir santos”, casi lo siento como un compromiso moral. A continuación cito un extracto de la introducción para entrar en materia y seleccionaré un tema al azar –con comentarios de mi cosecha- para beneplácito de mis lectores:

“Mis jóvenes amigas: ¿no es de buen augurio el comenzar nuestras charlas bajo los auspicios del “Hada Primavera”? Esa es una encantadora sorpresa que me ha reservado vuestra primera carta, la primera de esas tan simpáticas y tan diversas [...]”

LA DANZA
Ya os previne, mis queridas amigas, que hablaríamos de todo, de danzas como de estudios. La danza, palabra de encanto para la juventud, es una cosa linda y realmente hermosa... cuando lo quiere ser; pues no debéis ignorar que algunas veces se muestra desprovista de todo arte y hasta de toda decencia. [...] Por eso es que hay danza, como hay chocolate y chocolate. Danzas hay que son pura calidad y no hacen daño a la moral ni al físico, como hay otras, de calidad inferior que envenenan poco a poco, (SEGURO LO DICE POR EL DANZÓN Y DEMÁS RITMOS SICALÍPTICOS) igual que el chocolate malo deteriora el hígado y el estómago.

[...] ¿Acaso es más artística la forma en que se baila hoy? Todas las parejas atentas a los compases que reclaman su atención, están serias y graves o arrastradas por la vorágine de una conga parecen locos poseídos de risa y movimientos histéricos y salvajes entregados a los ritmos groseros de sus dioses. [...] Con todo, cualquiera que sea la forma de bailar, hay dos secretos para sacarle el mayor provecho, siempre ajustándose a las reglas del arte y la moral. Yo os lo ofrezco: el primero es la forma; el segundo es el límite.

Con estas dos premisas, creedlo, salváis vuestra moral y los censores no tienen motivos para desprestigiaros. Tened, pues, la gracia de hacéroslas vuestras estas dos fórmulas y el valor de no olvidarlas nunca. ¿Os reís contentas?... Entonces, ¡Bailad ahora!”.

Esto me recuerda los consejos de las monjitas cuando nos decía que teníamos que bailar a “un brazo de distancia”. Cuando quieran les presto el libro.

2 comentarios:

Guillermo Ruizlimón - artista visual dijo...

No se porqué, pero este texto me recuerda un libro que regalé hace tiempo a una querida amiga: "Cocina afrodiciaca".
Claro que prefiero el que yo regalé, aunque tampoco sea muy efectivo...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

HOLA YO ANDO BUSCANDO ESE LIBRO EL ARTE DE SER UNA MUJER ENCANTADORA SI ME HACES EL FAVOR DE MANDARMELO AL CORREO o1111@hotmail.com te lo agradeceria enormemente