martes, 29 de diciembre de 2009

Conversando en la cola

Ahora que estamos de vacaciones navideñas es muy común que para todo tengamos que hacer filas o “colas”, como normalmente dicen algunos. Hace poco, me tocó estar en una de las más terribles, tediosas y largas: la de un cine en película de estreno. Estarán de acuerdo conmigo, que en una fila uno no puede platicar de todo así nomás, sin pensar. Por ejemplo, no podemos platicar intimidades de nuestra relación de pareja o criticar a la amiga, porque corremos el riesgo de que el de atrás la conozca, así que nos ponemos a decir tonterías... Los temas más socorridos en una fila, son muy similares a los que se tocan cuando nos quedamos varados en un elevador o el taxista en turno nos saca plática: “-¡Qué frío ha hecho, verdad tú!”... ¡Sí, de pastorela! –contesta el otro. Como decía mi abue, los temas fluctúan entre “Que frío, qué calor, pobres de los ahorcados*”. Pero esta vez, los temas rebasaron la imaginación más pervertida que imaginarse pueda. La plática –no sé por qué extraña razón- deriva en lo apretado que va uno en los camiones de transporte público. Mi acompañante hace un comentario de una vez en que iba en un vagón del metro inmaculadamente vestido y le viene una náusea incontenible que lo hace “poner puesto” dentro de la unidad móvil, bañando a los usuarios con la fétida mezcla del procesado desayuno. Ni tardo ni perezoso, el muchacho de adelante emite una risilla e inmediatamente voltea a ver quién es el protagonista de tan asquerosa anécdota. Y platica la suya, y el otro le contesta con una más intensa... y hagan de cuenta que estamos en un mano a mano al más puro estilo de Pedro Infante y Jorge Negrete. Ya para esto, los cinco de adelante y los cinco de atrás están interesadísimos en el anecdotario compuesto por fluidos corporales a cual más de asquerosos. Comienzo a pensar en un paisaje bonito para no “poner puesto” yo también... me sonrío con la señora de adelante que nos echa una mirada digna de “Terminator”... Observo con beneplácito cómo surge una amistad sincera en la cola del cine... Volteo hacia mi compañero y le espeto en la cara: “¿Te platiqué de que de niña, mi papá me pegaba?”. Silencio. Caras sorprendidas. “Y eso ¿qué?” –me dice el otro- “¡Ayy! –le contesto- pues es que no se me ocurrió otra cosa para cortar la edificante platiquita que se aventaron tú y el amigo ese...” No hay nada como usar la experiencia cinematográfica para cortar de tajo con situaciones bochornosas... Les propongo temas políticamente correctos para las colas en cines, bancos o ferias:

· El tráfico y lo difícil que fue encontrar estacionamiento,
· Soltar toda la agenda del día siguiente;
· La última dieta que nos recomendó la tía Trini;
· La esterilización de nuestro perro o gato;
· Pasarse una receta buenísima de pollo al cazo

Con eso tienen para entretenerse sin caer en temas excéntricos y bochornosos.



*Dicho jalisciense de la época cristera que hace alusión a los cristeros colgados en los postes telegráficos a lo largo de la vía del tren

1 comentario:

Unknown dijo...

gracias!.... exelente crónica...