No es una secta religiosa. No es un grupo musical. Simplemente, hay personas que no soportan vernos solos. Es como un reto para ellas invertir su tiempo en pastorear almas perdidas. Para que mejor me entiendan, una persona encaminadora de almas es una suerte de Celestina pero posmoderna. La persona con vocación de encaminador, como su nombre lo indica, trata a toda costa de encontrarle pareja a uno, no importa con quién ni los medios de los cuales se valga para conseguirlo. Normalmente te hablan por teléfono y dicen: “Amiga, te tengo un prospecto de sueño. Imagina, es ingeniero en mecatrónica (¿!!?), superexistoso, director de la empresa donde trabaja; tiene un auto de ensueño, se viste bien, le gusta leer, el cine y huele rico”. Como el ser humano es más curioso que sensato, nos entra la curiosidad por conocer a semejante partido, haciendo caso omiso a nuestra infalible intuición... Y ahí vamos, a la dichosa cita “a ciegas” –porque nos encanta despejar la “X”. Existen varias situaciones, todas ellas muy elaboradas, para organizar la cita a ciegas:
1. Se quedan de ver en una fiesta de un amigo(a) común. Tú vas con tu encaminadora del brazo, ella siempre cuchicheando al oído lo maravilloso que es el galán, porque le gusta el cine como a ti. Lo observan de lejos, y como que no quiere la cosa te acercas y lo conoces. Cuando comienza a platicar, te das cuenta que el cine que le gusta es el de Jean Claude...
2. Te quedas de ver con X en céntrico restaurante y cuando llegas, te das cuenta de que ya lo conoces y desde hace mucho que te cae mal y es hermano de una amiga a la que le bajaste el novio;
3. Las parejas de matrimonios que te invitan a cenar, vas sola... y cuando llegas te tienen la “sorpresa” de que invitaron al sobrino de 52 años que no se ha casado... lo cual te hace dudar del por qué de tal situación... cuando abre la boca para platicar brotan de ella palabras inconexas y además tiene un chisguete de voz... lo comprendes todo.
4. Cuando vas a ir a una boda y no tienes pareja, tus amigos amablemente ofrece: “Si quieres te presentamos a un amigo”... Una punzada recorre la boca de tu estómago, sudas frío y piensas que los procesos de selección natural no aplican para ti... eso le destruye la autoestima a cualquiera, caray;
5. Cuando la misma pareja, que no ha recapacitado en su proceder, te dice: “Ahora si tenemos a la pareja ideal para ti”. Vuelves a caer, porque como dije, el morbo mata todo, y se repite la misma historia del punto cuatro, pero ahora recargada: resulta que el amigo es “gay” y se acaba de dar cuenta... Y llega todo feliz a la cena para comunicar la buena noticia....
Bueno, estas son algunas de las situaciones que me han platicado, sufrieron algunas de mis conocidos. La pregunta entonces sería cómo librarse de una encaminadora de almas, que es peor aún que cualquier pareja conocida a través suyo. He aquí algunos consejillos que la sabiduría popular me susurró al oído:
1. No contradecir al encaminador. Cualquier argumento contrario a sus deseos es totalmente vano. Lo mejor es resignarse y decirle “que sí, que como no, que cuándo y a qué hora”;
2. Ir con la menor expectativa posible: ya se sabe que la esperanza muere al último, y después de ella le seguirá nuestra Celestina, así que no hay problema, quien quite y...;
3. Lo más seguro es que la encaminadora se sienta la “madrina” de la relación y presuma a todos que tu felicidad se la debes a ella; evitar en la medida de lo posible darle detalles de ésta, pues como será uno de sus máximos logros en la vida, no dejará que nada malo pueda sucederles a sus “ahijados”;
4. La próxima vez que una encaminadora de almas tome la estafeta para conseguirte pareja, regálale un curso completo de inglés por correspondencia o dile que mejor se inscriba en alguna clase vespertina: macetas de macramé, tejido, bordado en lentejuela, peluches para infantes... entre más complejo y largo el curso, mejor ;
5. Si pronuncia las terribles palabras “tengo justo un amigo para ti”, le dices que qué bueno, que justo andas buscando con quién sustituir su presencia en tu vida...a ver qué le parece el cambalache;
6. Si te pregunta: “Y, ¿todavía sigues sola?”, te le quedas viendo fijamente, le cierras un ojo en señal de complicidad y le contestas: ¿Crees que esta reina iba a durar sola mucho tiempo? Eso la frustrará, pero dejará de molestar.
A todos los que en algún momento hemos tomado el papel de encaminador de almas: por favor dejemos a la selección natural los hechos: es poco probable que se equivoque.
2 comentarios:
Jua jua jua!
Es cierto! es cierto! si hay algo que llene de orgullo a un encaminador es contemplar la magnificiencia de su obra.
Recuerdo bien a una amiga "experta encaminadora"... consigue desde una pareja tierna y cándida, hasta un fogoso amante de ocasión, jajajaja. Alguna vez le llamó una de sus protegidas:
"¡Mándame a alguieeeenn! ¡ya no aguantoooo! no importa si es feíto, total, ¡para lo que lo quierooo...!"
Jajajaja. Para algunos "el encaminamiento de almas" es más que un deporte, es un verdadero apostolado.
¡Saludos!
jajajajaaaa
ya me han querido involucrar el algun "encaminamiento", pero en esos artes soy un perfecto inutil. Aún así, y con pruebas feacientes de mi nulidad, hay quien me sigue solicitando candidatos....
en fin, ha de ser irresistible este asunto!!
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