jueves, 1 de octubre de 2009

El remedio y el trapito

Hace varios lustros, a mi padre le dio por comprar revistas antiguas, muy antiguas. Llámanse “El Mundo Ilustrado”. Cuando llegaron a mis manos, tendría yo la friolera de 12 años y en ese tiempo, el asombro que me provocó ver cómo las personas que vivieron –o intentaron vivir invadidas por tamañas pandemias- no tuvo límites. Le pregunté a mi papá qué era el “Coqueluche”, la “sangre empobrecida”, los “dolores de cintura” las “salientes huesosas”, “neurastenia” y demás enfermedades muy difíciles de describir. Mi padre, que siempre quiso ser médico y que volcó sus ansias curativas en cuanto raspón, gripe, dolor de panza y descalabro sufrieran sus hijos, me contestó de manera docta y seria: -El coqueluche, hija mía, es lo que ahora conocemos como tosferina y comienza con una sensación de garrotillo en la garganta que va creciendo a medida que la enfermedad evoluciona...- De más está decir que no me atreví a preguntar sobre las “salientes huesosas” so pena de soñar en la noche “cosas feas” y hacerme pipí en la cama. A mi padre le fascina platicar sobre enfermedades y sus posibles curas, pero las de sus tiempos. Así, me enteré con franco terror de la existencia de las cataplasmas de tomate caliente en las plantas de los pies para curar las anginas; de las ventosas que se aplicaban normalmente en la espalda y consistían en unos vasos chaparritos y anchos a los que se les embarraba de alcohol en el interior, se le prendía fuego y al evaporarse la mencionada sustancia se colocaba el vaso boca abajo sobre la parte afectada del enfermito, lo que provocaba un vacío que alzaba la piel, excelente remedio contra dolores y contracturas musculares. Si la persona sobrevivía a esta terapia, salía como nueva a trabajar, pero con quemaduras de tercer grado... El vaso de agua en la cabeza, para curar la insolación... dicen que te “hervía la cabeza” y se salía todo el calor acumulado en el cuerpo...Para la tos, un té de orégano, flor de bugambilia morada y cebolla endulzado con miel de abeja. Se te quitaba la tos, pero te quedaba un “miserere” (léase: diarrea) que sólo se podía quitar con agua de limón revuelta con bicarbonato... total, que los dichosos remedios lo único que hacían era provocar otros daños, de lo más perniciosos y hasta peores que el original. Pero todos funcionaban. A continuación les pongo un extracto de las enfermedades y los medicamentos o productos de belleza que se utilizaban hace más de cien años:

¿Dolores menstruales? ¿Es usted una mujer sobreexcitada? Use el compuesto vegetal de Lidya E. Pinkham, Hierro Nuxado o Fandorine;
Reconstituyente o depurativo de la sangre: TANLAC que la pone a usted en un estado favorable;
¿Salientes huesosas en el rostro? Use “Vitamón de Mastín” que otorga lozanía de carnes a su cutis;
¿Desea embellecer su rostro o “voluptosear” sus carnes? Nada como “Crema Siren Rosa”;
¿Humillada por vellos desfigurantes? “Real extirpador de vellos Siren” es la solución;
Para la hermosura y desarrollo del busto: Pilules orientales
Los niños lloran por que les den (o les daban): “Castorena Fletcher”, Emulsión de Scott, Somatose. Todos estos productos elíxires y fortificantes reconstituyentes;
¿Lombrices o solitaria? Vermifugo, tiro seguro del Dr. Peery;
Neuralgia o renovación cerebral: Nucleodyne, Bromural;
Anemia, neurastenia o impotencia: Virilina, tónico reconstituyente para el agotamiento nervioso genital.
“Piojina” que como su nombre indicaba, sirve para matar piojos:
Vigor sexual: píldoras tonisexuales “Zenco”;
Bronquitis, anemia, neurastenia, raquitismo, escrófula, lactancia, debilidad y tuberculosis: todo esto y más curaba el “Tricalcine reconstituyente”....

Podría seguir, pero sólo me resta citar a mi padre que a la fecha afirma: ¡No, si estas medicinas están como la “Pomada del Gallo” que quita el cayo y también el pie”!... Desconfiad de las imitaciones.

2 comentarios:

Guillermo Ruizlimón - artista visual dijo...

En algún lugar, que no puedo recordar, tengo guardado un frasquito de tónico con la foto de mi madre, cuando era niña. Claro que lo guardé por la foto, pero en casa de mi abuela había un montón, que por suerte dejó de usar porque mis tías le dijeron que había caducado.
Nos leemos.

Le Canche dijo...

Muy agradable el articulo sobre las enfermedaes, trapos y remedios.