sábado, 22 de agosto de 2009

Fotografiando angelitos

Una de las costumbres más intrigantes que veía en mis antepasados, era la de tomar fotos de niños muertos. Casi todas las señoras de antes, se dedicaban a las labores del hogar y a tener chiquillos como conejas. De entre los diez y veinte embarazos, de ocho a diez se lograban, aunque las familias de más de diez miembros eran muy comunes. Como no había penicilina ni otros antibióticos, los niños se morían de enfermedades que ahora se curan fácilmente. Mi madre tuvo dos hermanos que murieron de difteria: en esa época se tenía la necrófila costumbre de fotografiar a los niños muertos vestidos de angelitos o de algún santo de la devoción familiar. Los más comunes eran los arcángeles, San José o la Virgen. Me acuerdo que mi madre me enseñaba las fotos y a mi me impresionaba sobremanera ver a esos pequeños niños, con los ojos semicerrados y la boquita entreabierta. Se me hacía hasta morbosa esa costumbre. Algunas personas acostumbraban tomar la foto con todo y la mamá. Existen algunas que son verdaderamente sobrecogedoras, y no sabes si la madre es la fallecida o el niño en cuestión. Nomás el niño partía a rumbo celestial, y era hablarle al fotógrafo, que llegaba con toda la parafernalia que ameritaba el caso y su cámara. Se preparaba la escenografía, casi siempre llena de flores alrededor del niño o en una toma familiar, con el niño en medio de todos. Me acabo de enterar en mis búsquedas sobre el tema, que ahora existe una asociación gringa que se llama “Now I Lay Me Down to Sleep” la cual ofrece los servicios de fotógrafos voluntarios para realizar fotos a bebés nonatos desde las 25 semanas de gestación, o a niños fallecidos, para que sus papás tengan un recuerdo gráfico de su corta existencia. Costumbre que a mi juicio me parece muy difícil y dura, pero muy respetable. Les pongo un enlace de Youtube para que conozcan más del tema. Y dispensen la necrofilia.

http://www.youtube.com/watch?v=th17Rc4iA14

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