sábado, 17 de abril de 2010

El ser y la nada

No, no teman. No daré cuenta en esta ocasión de la filosofía existencialista. Describiré esta vez mi llorada identidad perdida. Hasta hace escasos 15 años, yo poseía para identificarme una credencial de elector, un acta de nacimiento y un registro de trabajo para declarar mis ingresos a gobierno. Vivía relativamente tranquila, salvo en tiempos de declaración de impuestos: nada que no se pudiera resolver con un tequila y dos noches de insomnio. Pero hete aquí que llegó el correo electrónico con todos sus beneficios, lo que provocó la creación obligada de una nueva identidad, puesto que tengo una para mi trabajo, otro para mi solaz y esparcimiento, uno más para las redes sociales y como 3,245 identidades generadas por cuanto sitio así me lo solicitare para tener oportunidad de consultar sus saberes y decires. No hablo de las contraseñas porque podrían enloquecer. Decidí hacer una lista con todos mis apelativos postizos y sus respectivas contraseñas, las cuales guardé celosamente en un rincón de mi computadora. ¿Qué se me olvidaba una contraseña? Corría al documento en cuestión para asesorarme y santo remedio.

Un aciago día -lluvioso por cierto, los aciagos días siempre son así-, me llega una notificación en donde se me informa de la necesidad de volver a dar de alta mi identidad porque ahora las reglas hacendarias han cambiado. Un agujero estomacal inició su formación en fase latente. Me armé de valor, entregué mis papeles al contador y me olvidé del asunto. El contador hizo su trabajo al más puro estilo Capone y mirándome a los ojos con una mezcla de placer y compasión me informó: “Pero, le hace falta el CIEC”. “Muy bien” –pensé- “el CIEC”. El agujero creció un centímetro. Ingresé a la red para iniciar mi búsqueda sobre el mentado CIEC. “Ingrese su registro de hacienda y su contraseña”. Lo ingresé y apareció el temido mensajito: “Estimado usuario, se le informa que para generar el CIEC tiene que tener su FIEL actualizada”. “Ok, serenidad y paciencia. Veré que es la FIEL”. “Femenina, ha de ser complicado” –volví a pensar- mientras mi agujero de estómago ya le hacía la competencia al de ozono. Busco FIEL y se me indica que es la Firma Electrónica Avanzada. “Bien, díganme en dónde firmo y lo hago, caray”. Ingreso para firmar y el temido y confianzudo mensajito vuelve a aparecer: “Estimado usuario: se le informa que para obtener la FIEL, debe llenar primero la SOLFEA”. “¡Maldición, estoy perdida! ¡Ahora resulta que hasta les tengo que cantar!”. Con paciencia franciscana y silicio en mano, busco SOLFEA que quiere decir: Solicitud de Firma Electrónica Avanzada.

En este punto quiero detenerme para hacer la aclaración sobre mi teoría de las siglas: estoy segura que en algún rincón inmundo de una refundida dependencia gubernamental se encuentran dos viejitos encadenados a un escritorio siendo vigilados por un comando de la PGJ para que generen las iniciales de los nombres de las torturas a que somos sometidos todos los habitantes de este país y que además de describir, ya sea el trámite, dependencia, banco, institución, comisión, congreso, deben obligatoriamente poder leerse y formar una palabra más o menos congruente con el contenido de la ocupación de la entidad a describir. Se autonombran Creativos Armados de Grandilocuencia Abastecedores De Ostentosas Siglas. Ya ustedes le sacan las iniciales a tan rimbombante.

Retomando el tema y después de ingerir dos Ranitidinas a las que escuché caer en el vacío de mi agujero estomacal, me di a la tarea de imprimir la dichosa forma, en donde se me solicitaba un comprobante de mi existencia en este planeta que no fuera el acta de nacimiento, CURP, RFC, pasaporte, visa, credencial de elector y/o cualquier credencial que me acreditara como miembro de un tienda oficial para rentar películas. Una vez más y alzando los ojos al cielo clamando un poco de piedad, me di a la tarea de buscar qué demonios podía llevar para comprobarle al país que en verdad existo.

Me acerqué, no sin temor, a la ventanilla en dónde se expiden las cartas que comprueban la nacionalidad a la que una pertenece. La encantadora taquillera me observa con sus acuosos ojos, mientras mastica un chicle de orozuz con fruición y me espeta, casi escupe: “¿Tiene su FIEL? Porque sin su FIEL no le podemos expedir la carta”. En ese momento clarito vi mi vida pasar ante mis ojos, el rizo cuántico en el que estaba inmersa dio una vuelta más y volvieron a mí todas las preguntas existenciales que me hacía a los 15 años: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Es real la realidad? Y yo que pensaba que tenía domadas o por lo menos aplacadas mis dudas existenciales. Estoy segura que Sartré hizo los mismos trámites que yo cuando escribió “El ser y la nada”.

Esta nota se la dedico a todas las madrecitas mexicanas de los abnegados trabajadores de gobierno; personas involucradas en el diseño web de sus sitios en la red; con todo mi cariño además, a las madres de las dependientas municipales, esperando que mi recordatorio les llegue hasta el 10 de mayo próximo...

6 comentarios:

alasdangel dijo...

Jajaja, muy bueno y muy cierto, haz tratado de comunicarte a los numeros 01800 que aparecen en esas paginas? es parte de la locura de la buracracia

Medusa dijo...

¡Por supuesto! de acuerdo contigo... ese es otro tema por desarrollar... son de locura!!!!

Arturo Haro dijo...

"Si desea configurar su cuenta marque 1... si desea dar de alta sus datos: marque 2, departamento de quejas: marque 4, contaduría: marque 5, secretaría general: marque 6, remedios para los juanetes: marque 7, denuncias por abusos: marque 8, su saldo: marque 9, hablar con un ejecutivo: marque 0 o espere en la línea... en un momento lo atenderemos... su llamada es muy importante para nosotros...

Medusa dijo...

jajajajajajaja!!!!! Sí, para cuando acabas de escuchar todas las instrucciones ya se te olvidó para qué hablabas, además de que, por supuesto, la opción por la que hablaste no se encuentra clasificada... Si por alguna extraña casualidad te contesta un semoviente, entonces te tiene en la línea esperando entre los acordes del "Gran Gatsby" versión cajita musical.... ufff!!!!

Sivoli dijo...

vaya! ya contestas a tus lectorcitos!

Medusa dijo...

Sip, ya me apliqué... ¡Gracias por leerme!