
Un chicle masticado –Motita, porque era rosa-.
El pañuelo de tela manchado con loción
Un pañuelo desechable, con quién sabe qué sustancias vitrificadas
Los mapas arriba mencionados
Una cajetilla de cigarros convertido en auto fórmula 1
Como doscientas flores secas –No es por presumir, pero...
Un escudo de conocido colegio de varones
Un anillo con la estrella de David grabada
Una foto de un bebé que después no sabía ni quién era
Un palito de paleta de hielo marcado con una fecha incierta
Servilletas con frases, planos e indicaciones
La bachicha de un cigarro (sabe de quién sería)
Una cinta de tenis Converse, rota
Un llavero con un alacrán encapsulado (¡¡¡!!!)
Dos esferitas navideñas
Como doscientas tarjetas cumpleañeras (eso si se siente rete bonito)
Un paliacate medio nejo
Bueno, pues el fin de todas estas fruslerías tan útiles al alma afligida y tan inútiles de guardar vieron el fin de sus días uno de tantos, en que fui a un retiro espiritual (sí, lo confieso, yo iba a retiros espirituales). En ese lugar nos pidieron que lleváramos cosas que tuvieran un gran significado para nosotros y ahí voy, cargando mi baúl de sueños y evocaciones, de lo más ingenua. Al pasar la tarde, el padrecito nos dice: “Bueno niñas, ahora vamos a hacer un ejercicio de desprendimiento de las cosas materiales. Haremos una fogata y quemaremos todo en ella”. Nos miramos las unas a las otras: unas abrazaron la almohadita que las acompaño desde bebés; otras corrieron con el mono de peluche a la esquina del patio y se engarruñaron; hubo gritos y lamentos y tremendos lagrimones. Se armó la pira inquisitorial y estoicamente fuimos pasando de una en una para hacer el famoso “ejercicio”. De a tiro sentí que mi parte judía salía flote... ¡Qué cosa! Nomás veía como se arriscaba el alacrán, y volaban las flores convertidas en cenizas... Para lo único que sirvió el ejercicio de desapego fue para agarrarle chinguiña al padrecito y alejarme de la santa madre iglesia de volada. Lo bueno fue que no tardé en recuperar lo perdido, ya saben cómo se las gastan las medusas...
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