martes, 28 de octubre de 2008

Me voy de casa

A petición de mi mamá y mi hermana, les cuento que cuando tenía cuatro añitos me fui de la casa. ¿Qué tan lejos llegué? más o menos media cuadra de distancia, hice un hatillo con mis pertenencias más valiosas -a los cuatro años ya se sabe que para irse de casa hay que llevar itacate, si no, no tiene chiste- las cuales no recuerdo cuáles eran, pero seguro alguna muñequilla y no más. ¿Qué injusticia ejecutada por mi familia se llevó a cabo para que mi mentezuela infantil decidiera dar el gran paso? Lo cierto es que mi mamá me dejó en la banqueta buena parte de la mañana, y claro como una tiene su orgullo pues no cedía, hasta que fue por mí y me llevó adentro, seguro me dio una nalgada, porque antes así se manejeaban las cosas, una nalgada puede hacer milagros en los chiquillos y chiquillas caprichosas. Y claro que yo tenía un genio de la patada.

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