martes, 17 de febrero de 2009

Hablemos como Arturo de Córdova

Una de las cosas que me causa más placer es ver películas mexicanas viejitas al lado de mi sacrosanta madre. Al principio, la toma de contacto con este tipo de películas fue por demás traumático. Me acuerdo que los sábados mis papás salían y mis hermanos y yo nos quedábamos con una señorita de las de antes, que dizque nos cuidaba. Nomás era cosa de que se fuera a dormir, y mi hermana y yo prendíamos la tele –de bulbos- para recetarnos a nuestras anchas películas como “Nosotros los pobres” y el resto de la saga lacrimógena. Pues bien... lo que se ve en esas películas no tiene nombre, sobre todo para la mente impresionable y morbosa de una niñita de 7 años: la escena del torito quemado, que ya es un clásico; la del “Camellito” destazado bajo las ruedas de un tranvía; Chachita declarando su amor incondicional a “Pedrito” me dejaban con los pelos de punta por el resto del fin de semana. Pero que descubro a Arturo de Córdova y todas sus películas de garra... ¡Qué hombre! Me encantaba ese señor... pero comencé a darme cuenta de que siempre que había una escena cumbre en la película, la protagonista caminaba de espaldas al galán y veía hacia un gran ventanal que daba al jardín de la mansión mientras él la tomaba de los hombros susurrándole al oído las razones por las cuales su pasión por ella no podía ser posible... luego ella cedía y se daba la vuelta, ofreciendo sus labios al galán, entonces el giraba ciento ochenta grados y se recargaba en la chimenea –siempre había una escalerota gigante y una chimenea- y entonces él era el que se hacía del rogar... y así se la pasaban media película en diálogos como estos:
- Es extraño, siempre pensé que te gustaba Delia del Campo ¡La veías con unos ojos!
- Con los únicos que tengo... Pero yo si estaba seguro que entre Lorenzo Mendoza y tú había más que una mera afinidad... ¡No negarás que te galanteaba!
- Bernardo... una mujer a la que nadie galantea no existe para su marido...
- ¿Quiere decir...? ¡Entonces admites que...!
- ¡Un momento! Me parece inconveniente tu tono de voz... Te olvidas que ya estamos divorciados... (Música de violín lastimero de fondo)
- Así que...
- Ahora puedo decirte toda la verdad...
- Toda...
- ¿Y por qué habría de ocultártela?
- ¡Claro! Como somos dos extraños...
- ...Dos extraños que no tienen nada que ocultarse
- Bernardo, mientras fuimos marido y mujer nadie existió para mí, sino tú...
- Cristina...
- ¿Brindamos? (dándole una copa de Martini seco con una aceituna) ¡Feliz año nuevo! Y que la libertad te traiga la dicha...
- (Cristina camina rumbo a la chimenea por décima vez)
- Año nuevo... otro año más (Bernardo le susurra al oído)
- Otro año más...

Después de ver estas películas, me quedo pensando que la vida en determinados momentos debería tener música de fondo, a veces, violines lastimeros, otras, música de suspenso, y las más de las veces alegres tambores. Que deberíamos tener a mano una chimenea para recargarnos cuando damos malas noticias y que una copa de Martini seco, puede aliviar muchas penas... Por lo pronto, espero que encuentren su música interior...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola di con tu blog al buscar en google Arturo de Cordova, yo tambien me queria casar de nina con el, haaaa, hombres como el ya no hay...., y si estoy de acuerdo, por cierto que pena que haya tampoca informacion sobre el, a mi me fascina y tambien como ati las peliculas mexicanas de la epoca de oro.
Felicidades por tu blog, muy ameno.

Amanfaby dijo...

Hay no son muchas rivales jajaja

Pero yo tambien son otra enamorada de Arturo de Cordova y si es una lastima que no encontremos tanta información de él.

Pero bueno sigamos indagando que quizas encontremos algo máss.

Y esa escena, es tambien una de mis favoritas

Y la de película Lluvia Roja, alguien la tendrá????

Bueno y todo lo de él :D

Medusa dijo...

Bueno, yo encontré la información del video en Youtube, pero es verdad que batallé... es un personaje no muy reconocido...espero encuentres más información. ¡Gracias por tu comentario!