domingo, 4 de enero de 2009

Cierran y se van, ¿Eh?

Mi padre es un asiduo jugador de dominó. Creo que tiene más de cincuenta años jugando de manera ininterrumpida el bello juego de las mulas. Recuerdo que cada viernes, religiosamente se juntaba con cuates de diversas calañas e intereses los cuales se entregaban desde las primeras horas nocturnas hasta bien entrada la noche a jugar con loco abandono. A mí no me encantaba el asunto porque las risotadas de los señores, aunadas al ruido de los hielitos en los vasos jaiboleros eran de dar miedo, aunque después comprendí que esto de juntarse a jugar entre varones es una especie de mezcla entre el club de Tobi y terapia psiquiátrica. Era todo un rito preparar la “jugada” en la casa. Se sacaba la mesa de tapete verde, sillas y mesitas en donde mi papá ponía cacahuates, churros y papas en generosas cantidades, aunque ello no obstaba para que más de dos asaltara el refrigerador en la madrugada...
Mi padre, que es hombre de dichos, me platicó que este juego está plagado de ellos y aquí se los pongo para que los utilicen a discreción:

Esa ya fumó en pipa: Cuando los jugadores “bajan” una ficha con valor igual y repetidas veces y que los demás ya no tienen o que ya estás seguro de que el juego termina y uno tiene muchos puntos por lo que ya se perdió el juego. O tener muchas fichas con el mismo valor y no poder hacer nada se aplica esta frase... que es una manera elegantísima de decir ¡Ya valió m...!
Perdón señorita la pisé: cuando te equivocas con una ficha y le tapas al compañero la jugada cuando se supone que tienes que observar su juego y ayudarlo a que salga...
Víbora de dos cabezas ¿cómo te apelativas? El dominó siempre inicia con una mula de seis pero cuando el juego ya está en proceso, se puede salir con una ficha 3-2, por ejemplo. Esto saca de balance a los jugadores que no saben cómo puede estar tu juego y aquí es donde se aplica la simpática frase.
Ante la duda, la más piernuda: Éste doble sentido, que sólo pueden decir los caballeros, se aplica en la siguiente situación: tienes una ficha con muchos puntos, por ejemplo 6-5 y otra muy chica 0-1 y las posibilidades de perder ya son altas, entonces se baja la ficha de más valor al mismo tiempo que se pronuncia la frasecita;
¡Ay méndigo! ¡Hasta el chicle me tragué! Se supone que el dominó se puede jugar en parejas formadas por los compañeros situados uno frente al otro. Cuando tu compañero cierra y tú te quedas con muchos puntos, entonces se exclama de esa manera. También se puede decir: “estoy jugando entre dos traidores y un enemigo”;
¡Esto y robar a una borracha! Cuando cierras y te vas, quedándote sin puntos.

El único defectito que tiene mi padre a la hora de jugar es que no es nada desvelado. Él sabía a qué hora llegaban sus amigos, pero nunca a qué hora se podrían ir. Entonces aplicaba varias estrategias para correrlos que nunca le funcionaban, por supuesto, porque ya se sabe la conchudez de los jugadores. Les decía que se quedaban en su casa, que ya sabían dónde estaba todo, que cerraran y se fueran, y que él se iba a dormir tan campante... se supone que por pena ellos se tenían que ir, pero nada, incluso se daban el lujo de entrar a mi habitación para robarme los cigarros. En otra ocasión, en vez de cacahuates, les puso en los botaneros croquetas de gato. Como estaban bien clavados en el juego lo único que le dijeron fue: “Oye M, están buenas estas botanitas ¿Son nuevas? La frustración de mi padre era infinita... Muchos grupos de dominó han pasado por la vida de mi padre, y en todos ellos ha hecho amigos de sangre... unos ya están en el “Valle del Josafat” como dice él para indicar que el amigo pasó a otra dimensión... No cabe duda de que el juego revela personalidades, sirve de desfogue o de refugio para esposos en desgracia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rima, que agradable referencia acerca del juego de dominó de Don M, lo que a mí me trae gratos recuerdos. Le'canché