jueves, 31 de diciembre de 2009

Propuesta para propósitos de año nuevo

Invariablemente, cuando un año está por comenzar, hacemos nuestros propósitos de año nuevo. De más está decir que son los siguientes: dejar de fumar, comer más sano o de plano, no comer, hacerle caso a mi esposo(a), poner más atención en lo que hacen los hijos o en su defecto, inscribirlos a la clase de violín que tanto hemos anhelado para nosotros... y así por el estilo. Pues basta de falsedades, ahora les propongo algunas cosillas que se me ocurrieron y que tal vez pudieran ser más factibles de realizarse que lo anteriormente expuesto líneas arriba:

1. No hacer nada;
2. Ir al cine solo (a);
3. Comprar una nieve de tres bolitas;
4. Comer más chocolates;
5. Abrir las puertas de par en par;
6. Aprovechar las oportunidades;
7. Dejar a los hijos en paz;
8. Dedicar una semana a un pecado capital diferente;
9. Descubrir nuevos pecados capitales;
10. Aprender a decir que no...
11. ...Pero dar el sí más seguido
12. Por puro placer: comprar esos zapatos,
13. ...ese collar;
14. ...ese libro;
15. Bailar un danzón aunque no sepas;
16. Reír mucho, causa buen efecto;
17. Traer una libretita para apuntar esas cosas que me gustan;
18. Comprar un buen bolígrafo;
19. Preparar un momento de autoapapacho;
20. Leer más y hablar menos;
21. Buscar un minuto de silencio al día;
22. Reportarse enfermo en el trabajo;
23. Ver “esa” película;
24. Menos red y más conversaciones cara a cara;
25. Soñar despierto;
26. Por fin, atreverse;
27. Poner la mente en blanco:
28. Comprar jazmines para el alma...
29. Y flores para tu casa;
30. No tener propósitos... dejar que la vida fluya.

http://http://www.youtube.com/watch?v=0CVB8YSOLK4&feature=related

martes, 29 de diciembre de 2009

Conversando en la cola

Ahora que estamos de vacaciones navideñas es muy común que para todo tengamos que hacer filas o “colas”, como normalmente dicen algunos. Hace poco, me tocó estar en una de las más terribles, tediosas y largas: la de un cine en película de estreno. Estarán de acuerdo conmigo, que en una fila uno no puede platicar de todo así nomás, sin pensar. Por ejemplo, no podemos platicar intimidades de nuestra relación de pareja o criticar a la amiga, porque corremos el riesgo de que el de atrás la conozca, así que nos ponemos a decir tonterías... Los temas más socorridos en una fila, son muy similares a los que se tocan cuando nos quedamos varados en un elevador o el taxista en turno nos saca plática: “-¡Qué frío ha hecho, verdad tú!”... ¡Sí, de pastorela! –contesta el otro. Como decía mi abue, los temas fluctúan entre “Que frío, qué calor, pobres de los ahorcados*”. Pero esta vez, los temas rebasaron la imaginación más pervertida que imaginarse pueda. La plática –no sé por qué extraña razón- deriva en lo apretado que va uno en los camiones de transporte público. Mi acompañante hace un comentario de una vez en que iba en un vagón del metro inmaculadamente vestido y le viene una náusea incontenible que lo hace “poner puesto” dentro de la unidad móvil, bañando a los usuarios con la fétida mezcla del procesado desayuno. Ni tardo ni perezoso, el muchacho de adelante emite una risilla e inmediatamente voltea a ver quién es el protagonista de tan asquerosa anécdota. Y platica la suya, y el otro le contesta con una más intensa... y hagan de cuenta que estamos en un mano a mano al más puro estilo de Pedro Infante y Jorge Negrete. Ya para esto, los cinco de adelante y los cinco de atrás están interesadísimos en el anecdotario compuesto por fluidos corporales a cual más de asquerosos. Comienzo a pensar en un paisaje bonito para no “poner puesto” yo también... me sonrío con la señora de adelante que nos echa una mirada digna de “Terminator”... Observo con beneplácito cómo surge una amistad sincera en la cola del cine... Volteo hacia mi compañero y le espeto en la cara: “¿Te platiqué de que de niña, mi papá me pegaba?”. Silencio. Caras sorprendidas. “Y eso ¿qué?” –me dice el otro- “¡Ayy! –le contesto- pues es que no se me ocurrió otra cosa para cortar la edificante platiquita que se aventaron tú y el amigo ese...” No hay nada como usar la experiencia cinematográfica para cortar de tajo con situaciones bochornosas... Les propongo temas políticamente correctos para las colas en cines, bancos o ferias:

· El tráfico y lo difícil que fue encontrar estacionamiento,
· Soltar toda la agenda del día siguiente;
· La última dieta que nos recomendó la tía Trini;
· La esterilización de nuestro perro o gato;
· Pasarse una receta buenísima de pollo al cazo

Con eso tienen para entretenerse sin caer en temas excéntricos y bochornosos.



*Dicho jalisciense de la época cristera que hace alusión a los cristeros colgados en los postes telegráficos a lo largo de la vía del tren

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Algunas tradiciones navideñas que cambiaría....

Al fin de vacaciones y asistiendo a algunas festividades navideñas, he observado algunas aberraciones características de las tradiciones navideñas y que no puedo evitar mencionar a manera de advertencia y que si fuera posible, las evitaría:

Las “preposadas”: eso no existe, todo buen cristiano que se precie sabe que las posadas comienzan el 16 de diciembre y que éstas duran 9 días culminando el día de Nochebuena, que es cuando los cansados peregrinos llegan para instalarse en su portal. Eso de las preposadas es como el dichoso “precopeo” que nomás sirve para entonarse de manera gratuita...

Pedir posada: esta bella tradición -con la cual estoy totalmente de acuerdo- tiene sus asegunes... el peor y más riesgoso es andar danzando con una velita minúscula entre el índice y el pulgar, una luz de bengala en la mano izquierda y la letra del canto tradicional –que a estas alturas ya todo mundo se debería saber, pero que pasa como el Himno Nacional, que todo mundo se sabe el primer verso y el estribillo y ya- anclado en el dedo anular y el meñique de la mano derecha... normalmente uno se quema los dedos, le quemas el pelo al de adelante y te queman los de atrás.... los cantantes, se entiende;

Los intercambios de regalos: se supone que esta práctica tradición nace de la iniciativa de algún codo de la oficina que decidió que no podía ser dadivoso con todo mundo, así que para quedar bien y poco gastado, organiza los papelitos y los reparte entre todos, quiérase o no entrarle al evento institucional. Durante diez días tiene una que dejar “regalitos misteriosos” en el escritorio del “amigo secreto”, los cuales consisten en unas papas fritas, un chocolate cremoso de coco o una paleta con centro de chicle y emotivos mensajitos tales como: “felicidades”, “Te quiero mil”; “XoXoXo” (que según entiendo, son besos y abrazos). Posterior a esto, se organiza reunión en casa de algún entusiasta. La cuota se fija entre los cien y doscientos pesos, pero nunca falta el que compra el presente amistoso en “Tocho de a Cinco” y lleva de regalo un espejito-peine-labial o un porta celular de peluche o un juego de damas y palillos chinos, los cuales son bienvenidos por el receptor para jugar al vudú con el obsequiante –en sus más dulces sueños-;

El beso al Niño Dios: Se acuesta al Niño en un lecho de colaciones –de esas de rajita de naranja en el centro y que saben a puro azúcar rancio- y luego de emotiva sesión de oraciones y canciones de cuna, se rola a la criatura para que todos presenten sus respetos mediante un “besito”, lo cual le da a uno el derecho de tomar de la charola un puño de colaciones. De más está decir que al último de la fila le llega el Niño todo besuquiado y la merma de la colación. Yo siempre me fijo en dónde lo besan... no vaya a ser que me dé la influenza...

La piñata de cartón: Sí, lo sé, las piñatas con alma de jarro son muy caras, pero no hay nada como romper el cántaro y lanzarse sobre el lecho de tepalcates y dulces... que sienta el cuerpo lo que recibe, que finalmente el rollo debe ser catártico y que invite al desfogue....

Las canciones tradicionales: En mis no muy lejanos años de tierna infancia, al romper la piñata se cantaba la clásica canción de “Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino...” y se completaba con el “Ándale Juana no te dilates con la canasta de los cacahuates”. Ahora se canta una versión que habla de un “Conejo Blas” que seguro tiene una cara horrible porque amenazan con tener la cara de él...

Por lo pronto, les deseo felices fiestas y un año de lo mejor....

sábado, 28 de noviembre de 2009

Bloopers de la vida o de cómo vivir sin sentir que estás en una película de Harold Lloyd

Para los amables lectores que no sepan quién fue Harold Lloyd, les ilustro: actor estadounidense que en la década de los veinte que junto con Chaplin y Buster Keaton fueron los cómicos más representativos del cine mudo, claro, sin olvidar al “Gordo y el Flaco”. Hecha la ilustración, procedo a explicar este largo y angustioso título.

¿Alguna vez has sentido que durante el día nada sale bien? ¿Que caminas dando traspiés? ¿Que el pelo no se te acomoda como tú quieres? ¿Que no encuentras nada que ponerte? La vida, está llena de bloopers –yo los traduciría como recordatorios de nuestra frágil humanidad- que bien se pueden considerar dignos de aparecer en cualquier película cómica.
Mencionaré algunos de los más comunes:
1. Cualquier caída en variadas modalidades: resbalón, por las escaleras, perder el equilibrio, que un perro te tumbe;
2. Una muy fea: cuando estamos hablando muy mal de alguien –no finjan que yo los he visto- y el susodicho está atrás de nosotros;
3. Cuando de pequeños nos hicimos pipí recitando la poesía de “Porqué me quité del vicio”;
4. Que el hombre –o mujer- de nuestros sueños aparezca en nuestra casa a las 9 am para invitarnos a desayunar y salgamos con la lagaña atorada, oliendo a borra de colchón y con los “patitos” marcados en la mejilla;
5. Pegarse en un poste, ventana o pared por ir bobeando en la calle;
6. Pisar caca de perro, aunque dicen que esto es de buena suerte;
7. Perder el paso en el bailable del colegio;
8. No saber qué decir frente a un público de 350 personas;
9. Rotura de pantalón, ida de media nylon;
10. Que cuando sales de nadar –con tu pose más sexy, claro- una ola te arranque el bañador.


Como estas, miles. Miedo total al ridículo. Perder piso. ¿Qué hacer para salir airoso de tales situaciones? Reír mucho y de nosotros, o llorar, que pa’l caso, es lo mismo. Una amiga mía me decía que cuando uno supera la vergonzosa situación de despachar una flatulencia frente a la persona amada, todo lo demás es coser y cantar. Y creo que tiene razón. El miedo al ridículo nos paraliza, muchas veces no nos deja movernos, pero podemos reflexionar sobre este hecho, preguntarnos qué es lo peor que nos puede pasar si hacemos o dejamos de hacer algo. Y siempre se puede superar; siempre los que nos rodean nos perdonan, se ríen de nosotros o con nosotros pero no más. Cuando tengamos un día digno de película cómica, reír y pensar en nuestra frágil humanidad, que como dijo el poeta: “somos polvo de estrellas”.

sábado, 14 de noviembre de 2009

La Tensora

Ustedes dirán ¿Qué es eso de la tensora? ¿Acaso será una llave de lucha libre? ¿Una señora en estado de alto estrés? Me explico.
Ya he platicado en entregas pasadas lo que las mujeres somos capaces de hacer por conservar la belleza y las carnes en su sitio. Pues hace poco y en aras de seguir en la línea juvenil, tuve una experiencia que yo calificaría de espeluznante si no hubiera sido por los resultados obtenidos. Mi amiga M, una de las principales fuentes de inspiración para mí, ahora se dedica a la cosmetología de tercer nivel. Llegué a su casa y me dijo: “Ven, que te dejo de veinte años. Te voy a aplicar la tensora”. Yo dije: “¡Ahora sí, ya me cargó el chamuco! ¿Qué será eso? Me recosté en blanco diván y ella comenzó a aplicarme con un pincelito en forma de abanico una mezcla con cierto olor a cacahuate. Se siente rico, un masajito en la cara siempre es relajante. Me dijo: “Te tienes que quedar así 20 minutos, no frunzas el ceño, ni te rías –empresa harto difícil para mí-, ni hagas las muecas que sueles”. Ok –dije yo- creo que lo puedo hacer.

Al principio, todo marchó bien, hasta que la mascarilla comenzó a secarse. Sentí un leve estiramiento que pronto se convirtió en un verdadero jaloneo facial. La megambrea esa comenzó a petrificarse y yo nomás pujaba, haciendo señas a mi amiga, quien brincaba de un lado a otro contestando el teléfono con una mano y mandando correos electrónicos con la otra.

Me dije: “Ya sé por qué huele a cacahuate, seguro con esta pasta hacen los garapiñados”. La máscara comenzó a aferrarse a mis cachetes y yo sentía que me empezaba a fruncir todita. Una garra monstruosa se aferraba a mi cara mientras pensaba que esa sensación sólo la podía sentir alguien que ha sido embalsamado en vida.

Después de los veinte minutos más largos de mi vida, me levanté para avisarle a mi amiga mediante los consabidos pujidos que estaba lista para ver resultados. Ella, encantadora como siempre, me indicó que me fuera a lavar al baño. Cuando prendí la luz y me vi, gemí aterrorizada. Lo que el espejo del botiquín me devolvió fue la verdadera imagen de mi lado oscuro: no tenía cejas, los parpados se había plegado sobre sí mismos y un ojo me quedó cerrado, mientras que el otro permanecía abierto y lloroso por la falta de parpadeo. Los pómulos, que siempre han permanecido ocultos entre mis dos sonrosadas mejillas, se exaltaron de tal manera que formaron dos montañas garapiñadas y puntiagudas, mientras que mi labio superior apuntaba al este y el inferior al norte formando un rictus digno de personaje de película de miedo. Comencé a lavarle desesperada por desaparecer semejante máscara. Después de cuatro litros de agua caliente, por fin cayó toda la plasta, dejando ver mi rostro original, que en definitiva sufrió un cambio notable. El cutis, suavecito, las arrugas de la frente, lisitas, lisitas. El ceño ya no estaba dividido por los dos surcos, producto de fruncirlo durante décadas. Valió la pena el sacrificio. Si están dispuestas a sentir lo que una fruta cristalizada sufre, recomiendo ampliamente a la “Tensora”. Nomás me dicen y las pongo en contacto con M.

Nota: esta inserción no fue pagada por mi amiga, es cortesía de la casa.

domingo, 25 de octubre de 2009

Manuales de uso

Hace poco compré un nuevo teléfono móvil. He de confesar que iba con miedo. No al teléfono, no a lo caros que están los condenados aparatos esos... le tengo miedo al librito que acompaña a cuanto electrodoméstico, minicomponente, librero de melanina ponderosa o computador que se precie de calidad y prestigio, pueda yo adquirir. Normalmente vienen en una pequeña bolsa de plástico, ya sea solos o acompañados de una o dos pijas de repuesto, o varios alambritos de los cuales tengo una colección que envidiaría cualquier ferretería. Normalmente, el “manual del usuario” viene en dieciséis idiomas, entre ellos el árabe, el Wu y el bengalí. Si el manual es de los que se desdobla, sucede lo mismo que con los mapas: jamás vuelven a quedar igual. Ve una el índice y se dice para sus adentros: “¡Ah, qué bien! Trae desde cómo encender el aparatejo en la página 10”. Pero resulta que en la página diez también vienen las instrucciones generales, los códigos de acceso, cómo recargar el aparato, qué hacer en caso de incendio y los servicios de red. Cuando una se remite a la mencionada página nos damos cuenta de que escuetamente nos dice: “para cualquier información acerca de los servicios de mantenimiento, consulte a su proveedor de servicios más cercano”. Otra cosa que me encanta de los instructivos de uso, son los esquemas en donde le señalan a una todas las teclas y conectores que puede traer nuestra nueva adquisición. Le indican a uno: “Para encender o apagar el aparato, mantenga pulsada la tecla encender/apagar”. Busca una en el diagrama cuál es la tecla y no viene, o viene como tecla “finalizar”. Que me perdonen, pero no soy intuitiva para estos aparatos del demonio. Hace poco, compré también una lavadora. La instalé y cuando la estrené, la condenada se puso a bailar una mezcla de rumba flamenca con mambo... se fue caminando hasta la puerta y yo sin saber qué demonios tenía hasta que alguien me dijo: “¿le quitaste los flejes que trae de fábrica?”. Al ver mi cara de interrogación, metió las manos atrás de la tina y cortó unos alambres que yo ni sabía que existían... Ahora extraño mi lavadora rumbera, que es la única que quería bailar conmigo...

martes, 13 de octubre de 2009

Recetas y secretos para hacerse amar

Hace algún tiempo, descubrí en el mercado de mi ciudad los puestos de herbolaria, en donde venden todo tipo de plantas y hierbas medicinales. No me ocuparé de las que curan la solitaria o el hígado deprimido. En esta ocasión tocaré el delicado pero no menos candente tema del “mal de amores”. Sin ahondar en el tema del sincretismo religioso para no herir a las buenas conciencias ni lastimar la fe, diré que muchos de estos productos contienen una fusión entre la religión católica, budista o incluso, la santería –por mencionar algunas- y el pensamiento mágico (Qué religión no lo es). Pregunto: ¿Quién no ha caído en la desesperación, ha sido víctima del abandono por parte del objeto amado o ha deseado poseer al otro, hasta enloquecerlo? En estos maravillosos lugares, llenos de etiquetas de diseño popular, agüitas de colores, esqueletos de animales y hierbas olorosas, podrán ustedes encontrar toda clase de polvos, aerosoles, cremas, resinas, perfumes, jabones y ungüentos, cada uno con su respectiva oración o conjuro, los cuales cumplirán sus expectativas amorosas, o de otro tipo; sólo es cosa de seguir las instrucciones al pie de la letra.

Se pueden encomendar, por ejemplo, al “Ánima Sola de Juan Minero”

Se pide permiso a la Divina Providencia, se rezan tres credos y en seguida se dice la siguiente oración....

En el nombre de Dios Padre Todopoderoso... Anima Sola de JUAN MINERO, por razón cierta y las horas que están dando, te pido que me metas en el corazón de ______, Santo Ángel de la guarda de ______ tranquilidad no le des hasta que mi lado este. Santo, Oh Santo de mi devoción, que me tome mucho cariño e ilusión. San Salvador de Orta, que se contente conmigo es lo que importa. Anima de Juanito Minero que me lleve siempre en el corazón y en su pensamiento, que acepte que lo quiero. Santa Inés Del Monte Perdido, devuélveme el cariño de el que se ha ido. Espíritu, Cuerpo y Alma de ______, que su amor, su cariño, su fortuna, sus caricias y sus besos, todo él sea nomas para mí. Cuerpo y Alma de ______ no has de ir a ver a ninguna mujer más que a mí.
¡En el Nombre de Dios Padre Todopoderoso, por la sombra de la noche y la luz del día, te pido que los malos espíritus se retiren, mi suerte cambie y lo que yo desee se me conceda! ¡Si estuviese en la casa de otra persona, mi voz llegue a sus oídos a perturbarlo! No me lo dejes tener sosiego ni tranquilidad, ni con amigos, ni con otra mujer, ni paseando, comiendo, trabajando y de ningún modo, que este venga a mí como vino el Señor Jesucristo al mundo, Amén.

Oración a la Santa Mota: esta oración tiene que rezarse a San Nicasio, Santo Mártir, que soportó suplicios innombrables, pero no una mota en el ojo: “Yo te imploro ¡Oh Mota! Que por el Dios viviente desaparezcas del ojo de (decir el nombre del afectado) tanto si es negra, roja o blanca. Cristo puede hacerte desaparecer. Amén”.

Y si lo que necesitan es algo de amor, la “Divina Chuparrosa” no falla:

Oración de la Chuparrosa: para que el amado regrese o para que no se vaya. (Ahí depende)"¡Oh chuparrosa divina tú que das y quitas el néctar de las flores! Tú que das vida e inculcas a la MUJER el amor. Yo me acojo a ti como la pecadora This, a tus poderosos fluidos para que me protejas y me des las facultades de poseer y gozar a cuanta MUJER yo quiera, ya sea doncella, casada, o viuda, pues te juro por todos los espíritus de los Apóstoles no dejar ni un solo momento de adorarte y conservarte en tu relicario santo, para que concedas lo que te pido, mi chuparrosa hermosa".Instrucciones: Esta oración se reza de rodillas ante la imagen de un crucifijo, sosteniendo una VELA encendida de cera legítima. Se rezan tres Padre Nuestros y tres Ave Marías.
NOTA: CUANDO DICE MUJER SER PONE EL NOMBRE DEL HOMBRE O FULANO DE TAL O FULANA

Si tienen casos especiales o pedimentos específicos, me dicen y les mando la oración respectiva a vuelta de correo.

jueves, 1 de octubre de 2009

El remedio y el trapito

Hace varios lustros, a mi padre le dio por comprar revistas antiguas, muy antiguas. Llámanse “El Mundo Ilustrado”. Cuando llegaron a mis manos, tendría yo la friolera de 12 años y en ese tiempo, el asombro que me provocó ver cómo las personas que vivieron –o intentaron vivir invadidas por tamañas pandemias- no tuvo límites. Le pregunté a mi papá qué era el “Coqueluche”, la “sangre empobrecida”, los “dolores de cintura” las “salientes huesosas”, “neurastenia” y demás enfermedades muy difíciles de describir. Mi padre, que siempre quiso ser médico y que volcó sus ansias curativas en cuanto raspón, gripe, dolor de panza y descalabro sufrieran sus hijos, me contestó de manera docta y seria: -El coqueluche, hija mía, es lo que ahora conocemos como tosferina y comienza con una sensación de garrotillo en la garganta que va creciendo a medida que la enfermedad evoluciona...- De más está decir que no me atreví a preguntar sobre las “salientes huesosas” so pena de soñar en la noche “cosas feas” y hacerme pipí en la cama. A mi padre le fascina platicar sobre enfermedades y sus posibles curas, pero las de sus tiempos. Así, me enteré con franco terror de la existencia de las cataplasmas de tomate caliente en las plantas de los pies para curar las anginas; de las ventosas que se aplicaban normalmente en la espalda y consistían en unos vasos chaparritos y anchos a los que se les embarraba de alcohol en el interior, se le prendía fuego y al evaporarse la mencionada sustancia se colocaba el vaso boca abajo sobre la parte afectada del enfermito, lo que provocaba un vacío que alzaba la piel, excelente remedio contra dolores y contracturas musculares. Si la persona sobrevivía a esta terapia, salía como nueva a trabajar, pero con quemaduras de tercer grado... El vaso de agua en la cabeza, para curar la insolación... dicen que te “hervía la cabeza” y se salía todo el calor acumulado en el cuerpo...Para la tos, un té de orégano, flor de bugambilia morada y cebolla endulzado con miel de abeja. Se te quitaba la tos, pero te quedaba un “miserere” (léase: diarrea) que sólo se podía quitar con agua de limón revuelta con bicarbonato... total, que los dichosos remedios lo único que hacían era provocar otros daños, de lo más perniciosos y hasta peores que el original. Pero todos funcionaban. A continuación les pongo un extracto de las enfermedades y los medicamentos o productos de belleza que se utilizaban hace más de cien años:

¿Dolores menstruales? ¿Es usted una mujer sobreexcitada? Use el compuesto vegetal de Lidya E. Pinkham, Hierro Nuxado o Fandorine;
Reconstituyente o depurativo de la sangre: TANLAC que la pone a usted en un estado favorable;
¿Salientes huesosas en el rostro? Use “Vitamón de Mastín” que otorga lozanía de carnes a su cutis;
¿Desea embellecer su rostro o “voluptosear” sus carnes? Nada como “Crema Siren Rosa”;
¿Humillada por vellos desfigurantes? “Real extirpador de vellos Siren” es la solución;
Para la hermosura y desarrollo del busto: Pilules orientales
Los niños lloran por que les den (o les daban): “Castorena Fletcher”, Emulsión de Scott, Somatose. Todos estos productos elíxires y fortificantes reconstituyentes;
¿Lombrices o solitaria? Vermifugo, tiro seguro del Dr. Peery;
Neuralgia o renovación cerebral: Nucleodyne, Bromural;
Anemia, neurastenia o impotencia: Virilina, tónico reconstituyente para el agotamiento nervioso genital.
“Piojina” que como su nombre indicaba, sirve para matar piojos:
Vigor sexual: píldoras tonisexuales “Zenco”;
Bronquitis, anemia, neurastenia, raquitismo, escrófula, lactancia, debilidad y tuberculosis: todo esto y más curaba el “Tricalcine reconstituyente”....

Podría seguir, pero sólo me resta citar a mi padre que a la fecha afirma: ¡No, si estas medicinas están como la “Pomada del Gallo” que quita el cayo y también el pie”!... Desconfiad de las imitaciones.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡Tantos años de marquesa...!

En mi infinita curiosidad, como ya les he platicado, me dio por comprar libros con instrucciones y procedimientos sobre el lenguaje amoroso. Directo del libro “Cartas amorosas” perteneciente a la biblioteca del amor, les publico el lenguaje del abanico, bella costumbre ya perdida:

Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.
Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio.

Cerrar despacio. Este cierre significa un "Sí". Si se abre y cierra rápidamente significa "Cuidado, estoy comprometida".

Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un "No".

Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.

Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.

Contar varillas. Si cuenta las varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.

Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.

Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa "Si". Sobre la mejilla izquierda es "No".

Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios.

Si se lo da a su madre, quiere decir "Te despido, se acabó".

Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.

Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa "es mejor que me olvides".

Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa "Te quiero".

Si se cubre el rostro puede significar "Cuidado, nos vigilan.

Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento.

Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, "Cuando te puedo ver".

Abrir el abanico y mostrarlo. Significa, "Puedes esperarme".

Cubrirse la cara. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir "Puede besarme".

Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, "No me fío".
Pasarlo por la mejilla. Significa, "Soy casada".

Deslizarlo sobre los ojos. Significa: "Vete, por favor". Mano izquierda. Llevarlo en la mano izquierda quiere decir: "Deseo conocerte". Moverlo con la mano izquierda significa: "Nos observan".

Mano derecha. Llevarlo o moverlo con la mano derecha, significa: "Amo a otro".

Pasarlo de una mano a otra. Significa, "Estás flirteando con otra" o "Eres un atrevido".

Girarlo con la mano derecha. Significa: "No me gustas".

Tocar la palma de la mano quiere decir: "Estoy pensando si te quiero". Sobre el corazón. Apoyar el abanico abierto sobre el corazón o el pecho, quiere decir: "Te amo" o "Sufro por tu amor".

Darse en la mano izquierda. Darse un golpe con el abanico cerrado en la mano izquierda significa "Ámame".

Mirar dibujos. Mirar los dibujos del abanico, quiere decir: "Me gustas mucho".

Bajarlo a la altura del pecho. Significa: "Podemos ser amigos". También dejarlo colgado, quiere decir "Seremos amigos".

Cerrarlo sobre la mano izquierda. Quiere decir: "Me casaré contigo".

Saldré se indica poniendo el abanico sobre el balcón.También entrar en el salón abanicándose.

No saldré. Dejar el abanico cerrado en el balcón, salir al balcón con el abanico cerrado, o entrar en el salón con el abanico cerrado.

Arrojar el abanico. Quiere decir: "Te odio" o "Adiós, se acabó".

Presentarlo cerrado. Significa: "¿Me quieres?".

Sobre la oreja izquierda, "Déjame en paz no quiero saber nada de ti". La derecha, "No reveles nuestro secreto".

Contar o abrir cierto número de varillas. La hora para quedar en una cita, en función del número de varillas abiertas o "tocadas".

Este texto me hace imaginar muchas situaciones preocupantes: imaginen si los hombres en su cotidiana distracción se aprendieron todo esto para interpretar los deseos de la dama; imaginen al hombre viendo a la señorita objeto de sus deseos contando las varillas para ver a qué hora la puede ver. ¿Cómo especifican qué día? ¿De qué mes? Si el caballero no es observador, se puede confundir entre la oreja izquierda o derecha, y bien puede fingir demencia a la hora de ver la aceptación de matrimonio. O confundir un golpe con un cerramiento abrupto del ventilador manual en cuestión. En fin, que antes se lograron, ¡caray!


Esta nota se la dedico a mi querido amigo RC, amante de procedimientos amatorios, fórmulas mágicas y creador de un excelente "Grimorio".

lunes, 7 de septiembre de 2009

Oraciones para toda ocasión

Hace un tiempo, mi madre y yo asistimos a un funeral. Cuando una va a esta clase de eventos, nunca se está preparada para lo que se verá, además del difuntito en su caja. El fallecido vivió casi toda su vida en un pueblecillo de J. por lo que los asistentes eran oriundos de aquél lugar se dejaron venir en tropel. Cuando entramos a l velatorio, estaban por terminar un rosario. De pronto, una viejecilla con voz tipluda y cascada por los años, comenzó a recitar una oración, que por su contenido nos asombró y sobre todo, nos intrigó. Durante años estuvimos buscando la dichosa oración, porque poca gente la conocía, pero aquí se las pongo para que la lean:

LAS DOCE VERDADES DEL MUNDO. Que son base firme de nuestra santa religión

Los doce apóstoles
Las once mil vírgenes (¡¿?!)
Los diez mandamientos
Los nueve meses
Las ocho angustias (yo nomás conozco los siete dolores, pero esto rebasa mi cultura religiosa)
Las siete palabras
Los seis candelabros
Las cinco llagas
Los cuatro santos evangelios
Las tres divinas personas
Las dos tablas de Moisés
Y la Santa casa de Jerusalén, donde Jesucristo vive y reina por siempre jamás; me ayuden y me protejan. Amén.

Les pongo otra, que estoy segura data del tiempo de la Colonia:

Padre, Señor del Saucito
Cristo Santo y Milagros,
Líbranos de todo mal,
De robo en camino real,
De pleitos y heridas mortales,
Y de bravos animales en montes, cerros y llanos,
Por las llagas de tus manos
Y tus ojos sacrosantos,
Tú me librarás de espantos,
En los fuertes aguaceros
De brujas y de hechiceros;
De rayos y torbellinos,
Y de los malos vecinos que intenten hacerme mal,
La peste aleja de mí
Pues aunque ya te ofendí
Por la llaga del costado,
Haz que no me muera en pecado,
Por las llagas que aquél clavo,
Hizo de tus sagrados pies,
Tu santo auxilio me des;
Por tu Santísima Cruz,
Mi dulcísimo Jesús,
Por tu sagrada corona
Haz que en la última hora,
Cuando a juicio sea llamado,
Reciba ya confesado,
La Sagrada comunión,
Dame tu bendición,
Padre Señor del Saucito,
Y en mi vida temporal,
Auxiliame de tal suerte,
Que al fin consiga ir a verte
A la patria celestial.

Las voy a rezar todos los días junto con el angelito de la guarda, seguro por ahí andan brujas y alimañas como queriendo pelear.

sábado, 22 de agosto de 2009

Fotografiando angelitos

Una de las costumbres más intrigantes que veía en mis antepasados, era la de tomar fotos de niños muertos. Casi todas las señoras de antes, se dedicaban a las labores del hogar y a tener chiquillos como conejas. De entre los diez y veinte embarazos, de ocho a diez se lograban, aunque las familias de más de diez miembros eran muy comunes. Como no había penicilina ni otros antibióticos, los niños se morían de enfermedades que ahora se curan fácilmente. Mi madre tuvo dos hermanos que murieron de difteria: en esa época se tenía la necrófila costumbre de fotografiar a los niños muertos vestidos de angelitos o de algún santo de la devoción familiar. Los más comunes eran los arcángeles, San José o la Virgen. Me acuerdo que mi madre me enseñaba las fotos y a mi me impresionaba sobremanera ver a esos pequeños niños, con los ojos semicerrados y la boquita entreabierta. Se me hacía hasta morbosa esa costumbre. Algunas personas acostumbraban tomar la foto con todo y la mamá. Existen algunas que son verdaderamente sobrecogedoras, y no sabes si la madre es la fallecida o el niño en cuestión. Nomás el niño partía a rumbo celestial, y era hablarle al fotógrafo, que llegaba con toda la parafernalia que ameritaba el caso y su cámara. Se preparaba la escenografía, casi siempre llena de flores alrededor del niño o en una toma familiar, con el niño en medio de todos. Me acabo de enterar en mis búsquedas sobre el tema, que ahora existe una asociación gringa que se llama “Now I Lay Me Down to Sleep” la cual ofrece los servicios de fotógrafos voluntarios para realizar fotos a bebés nonatos desde las 25 semanas de gestación, o a niños fallecidos, para que sus papás tengan un recuerdo gráfico de su corta existencia. Costumbre que a mi juicio me parece muy difícil y dura, pero muy respetable. Les pongo un enlace de Youtube para que conozcan más del tema. Y dispensen la necrofilia.

http://www.youtube.com/watch?v=th17Rc4iA14

domingo, 9 de agosto de 2009

Los encarguitos

Ahora que termina la temporada vacacional viene a cuento este tema porque ¡cómo se les ofrece! O lo que es peor que “pior”: andamos de ofrecidos. Resulta que hace unos días tuve la atinada oportunidad de viajar a conocida capital de lejana república... Lo que no fue tan atinado de mi parte, fue decir que iba. Como cascada, comenzaron a llegar mensajitos, llamadas telefónicas y notificaciones en el “feis” para hacerme encarguitos de diversa índole. Son increíbles las cosas que se nos ofrece que nos compren o les compremos. Además, la manera de pedir las cosas es lo que nos mata: “si te queda de pasadita” (¿A dónde me pregunto yo?); “Si no te causa mucha molestia” (¿?); “Es que fíjate que ya lo probé y es lo único que me funciona”. Y nomás llegamos a nuestro destino y el pensamiento lógico nos dice que “primero voy a comprar todos los encarguitos y luego ya me dedico a lo mío”. Si como no. Pasamos cuatro de los cinco días de nuestras vacaciones peinando cuanto centro comercial, librería de viejo y tienditas en donde supuestamente se vio por última vez el producto, tratando de encontrar algo que a veces, sólo existe en la imaginación de nuestro encargante. ¡Ah! Y un detalle básico: no nos dan dinero para traerlo, porque “luego que llegues, te lo pago” (¡#*/%&!#).

A continuación, enlisto los objetos encargados que a mi juicio son los más llamativos por su exotismo, y procedo a dar algunos consejillos para evitar a toda costa venir cargando con maletas “extra”:

Fábrica de algodones de azúcar
El “Sonic Blade” (No pregunten, yo tampoco sé qué es a la fecha)
Un libro sobre el tratamiento del ocote en instrumentos de viento
Dos pomos de tratamiento con “chocolaterapia”
Una pomada para las encías hinchadas
Un Matka (¿Partida en dos por tu cicatriz de cesárea?)
Una cuerda para Balalaika (El corazón tiene razones que la razón desconoce. ¿Por qué me encargan esto a mí?)

Consejos para evitar encargos:
1.El básico: nunca digas que saldrás de vacaciones, simplemente desaparece;
2.Si es inevitable comentar nuestra salida, ya sea por presunción o para que no se apuren por nosotros, advertir que nos vamos a Europa, pero a un convento cisterciense, en donde no podremos salir de compras porque vamos a eso, a una terapia de “desapego material”;
3. Apuntar con sumo interés todos los encarguitos, preguntar incluso dónde lo venden: regresando decir que “olvidamos la lista”;
4.Pedir el dinero por adelantado en Euros e incluir tarifa por exceso de equipaje. Éste es el que menos falla.
5.Sugerir sitios de compras por medio de la red: todo se puede comprar por e-bay, Amazon, Mercado Libre y similares.

Para que luego no se expongan a la frase letal: “Ay, pues éste no era, pero gracias de todos modos”.

Esta nota se la dedico a mi amiga M que es fuente de gran inspiración para mí (aclaro que ella tiene la prudencia de no encargarme nada).

sábado, 1 de agosto de 2009

Imprudencias masculinas I

Una de las quejas más asiduas que escucho de mis congéneres féminas es la sarta de imprudencias cometidas por el género masculino cuando de reuniones se trata. Pondré en evidencia dos de ellas, con su posible solución, con la esperanza de que mis lectores masculinos caigan en conciencia y las femeninas puedan imprimir esta versión para que se la dejen a la pareja discretamente en el buró de su recámara... a ver si así:

Situación 1: 7 pm. Reunión de amigas, tías o sobrinas. Sala de la casa. Café y pastel. Plática sabrosa. Llega el marido de la anfitriona y saluda amablemente. Todas voltean a verlo con cortesía y emiten el “buenas tardes” de rigor. Él –visiblemente emocionado por la recepción, y en un alarde de masculinidad- se instala en la única silla disponible y avienta la siguiente pregunta al aire: “Y, ¿Cómo han estado?”. Silencio sepulcral. Nadie se anima a contestar, porque TODAS SABEN LO QUE PASARÁ. El hombre no se moverá de su asiento ni con grúa. El problema es que siempre hay un “alma caritativa” entre nuestras invitadas que gustosa responde a tan trascendental pregunta porque “¡pobrecito!”. Error. La solución es continuar la plática con un: “...como te iba diciendo Perengana, la puntada de macramé que me pasaron es facilísima, sólo tienes que anudar 5 veces de ida y 5 de vuelta... pasar el lazo por debajo del nudo superior y atarlo al punto de inicio....”. No falla, después de cinco minutos de oírlas hablar sobre los sobresaltos del macramé, el hombre se retirará discretamente con un: “Bueno, las dejo, para que hablen de sus cosas....”. Jamás se les ocurra hablar de enfermedades. Seguro tienen al hombre instalado hasta el anochecer.

Situación 2: Recibidor de la casa. Mujer al teléfono. Plática sabrosa con una amiga. Llevará... ¿Treinta minutos al teléfono? El marido o pareja se para frente a ti, con mirada asesina y te pregunta con señas o moviendo la boca: “¿Con quién hablas tanto?”. Esto te distrae y pierdes el hilo de la plática. Le dices a tu amiga que te permita tantito. Tu le contestas enojada: “¿Qué quieres?”. “Nomás saber con quién hablas”. Esto desquicia a cualquiera... ¿Para qué o por qué quieren “saber”? ¿Tendrán algún recado urgente que darle a nuestra interlocutora? ¿Nos conocen algo y desconfían? Nada causa mayor placer a una fémina que ponerse al día sobre la vida de alguna amiga, quejarse con ella de lo que sea o simplemente comentar el suceso de la semana. Lo sé, es plática ociosa pero es un goce hacerlo. Para este caso parece no haber solución... la hay. Procedan a colgar el auricular no sin antes informarle a nuestra interlocutora que tenemos a un hombre en estado contemplativo frente a nosotras y que la llamamos después. El hombre se pondrá hecho un basilisco porque lo “ventaneamos”, pero a las diez veces del suceso, no se volverá a parar frente a nosotras mientras nos “comunicamos”.

Si desean vengarse de manera sutil aquí les pongo un tip: en la próxima carne asada a la que asistan diríjanse al asador e instálense ahí durante unas dos horas: no hay nada que desquicie más a los hombres que una fémina invadiendo terrenos “masculinos” cuando realizan el cavernícola ritual de asar carne. Y luego dicen que la venganza es un plato que se come frío; por lo menos así, las despacharán rápido.

Ilustración: Luciana Carossia

viernes, 24 de julio de 2009

Paris Hilton en la Huasteca


Me confieso flor de asfalto, rata de ciudad. Ya en entregas pasadas les he platicado sobre los avatares sufridos en días de campo, campamentos y comidas de corte bucólico. Nunca he entendido a las personas que, viviendo en la ciudad con las comodidades que esto conlleva dicen: “¡Ah, el campo! ¡Cómo me gusta respirar aire fresco; escuchar el rumor del viento entre las hojas de los árboles! No me identifico para nada con los poemas de Othón y no entiendo las odas y madrigales a los árboles... mucho menos me gusta la pintura paisajista; prefiero mil veces el asfalto, el concreto caliente y el ruido de los autos transitando bajo mi ventana. Algunos, al leer estas líneas se preguntarán si me caí de chiquita, pero –como dice mi madre “todo tiene su porque y su por donde”-. A continuación relato una de tantas experiencias que me ha obligado, con conocimiento de causa, a caer en el horrible vicio del ruido y el smog:

Boda de rancho: siempre tenemos una amiga (o) o conocido que tiene su ombligo enterrado en risueño pueblecillo perteneciente a alguna remota cabecera municipal. Te invita a la boda de su hermana: te preparas mentalmente para el traslado, llevando, por supuesto, la maleta llena de cosas inútiles como maquillaje, secadora y zapatillas de 20 cm de alto. Llegas al albergue asignado por la amable amiga –que normalmente es el único hotel del pueblo y que tiene el sugerente y rimbombante nombre de “Irigoyen Inn” o cualquier nombre de santo- y te dan unas llaves colgadas de un llavero con un alacrán encapsulado que incluye la leyenda: “Visite Tampico”. Pasas al cuarto asignado, el cual está amueblado con una cama con cabecera de madera laqueada en café y visos dorados, una silla tubular y una especie de buró-tocador-mesa que no sirve para ninguna de las tres cosas. Hacen 50° a la sombra, pero no hay de qué preocuparse: la estancia cuenta con abanico de dos velocidades, una de las cuales no funciona. Si se les olvida la chancla de hule para bañarse en una ducha con aplanado de cemento color verde pistache, recomiendo cubrirse los pies con bolsas de plástico. El “closet” es un tubo de aluminio, no hay ganchos y por supuesto, todo esto tapado con una cortina pringosa con estampados de Winnie Poo. El espejo muestra, con un poco de imaginación, la división geográfica del continente africano. Finalmente, sales a la calle con lo poco que pudiste hacer por ti en esas condiciones: te das cuenta que todas las calles son de terracería y acaba de llover. Lloras por tus zapatos. Lloras por ti. Maldices a tu amiga. Y ya no narro lo que pasa con el maquillaje y el peinado alto porque es demasiado fuerte.

Algunas recomendaciones al calce:

1. Lleven dentro de una bolsa, chancla cómoda con aplicaciones de lentejuela, una nunca sabe los caminos por los que hemos de transitar;
2. Si son de pelo grifo y chino no tienten a la suerte: un poco de gel y secado al viento, no queda de otra;
3. Ir con actitud ante lo impredecible: pueden encontrar un alacrán en su bolso, climas extremos y que sólo haya de beber cerveza y cocas al tiempo;
4. Llevar SIEMPRE un rollo de papel de baño. No les contaré cuántas veces clamé al cielo por él;
5. Si no queda remedio, ofrecer todos estos sacrificios al niñito Jesús, quien quite y sacan un ánima del purgatorio.


Esta nota se la dedico a todas mis amigas de la Huasteca, que de muy buena fe me invitaron durante un buen tiempo a quince años, presentaciones al templo, coronaciones de reinas del club de Leones, tardeadas y bodas. Como dice mi hermana: si no hay helipuerto y un Hilton en Tamasopo, yo no voy.

sábado, 18 de julio de 2009

El hombre en la luna

La respuesta a la pregunta ¿Qué quieren las mujeres? Ni Freud la pudo contestar. Pero hete aquí que el padre del psicoanálisis no tuvo la oportunidad de conocer las delicias de la red. Por este medio, nos llegan un gran número de frases, sentencias, reflexiones y decretos que las mujeres de cualquier edad deberíamos de seguir. Desde ponte el sombrero rojo, hasta éstos que TT le mandó a un amigo y que seguramente ya conocerán:


LOS 5 SECRETOS DE UNA MUJER FELIZ.
1. Es importante encontrar a un hombre que comparta contigo la responsabilidad y las tareas del hogar y que tenga un buen trabajo.

2. Es importante encontrar a un hombre alegre, que disfrute el baile, los paseos y que te haga reír.

3. Es importante encontrar a un hombre tierno de quien se pueda depender afectivamente sin que por ello te subordine y además, que no mienta.

4. Es importante encontrar a un hombre que sea buen amante y que adore tener sexo contigo.

5. Es muy, pero muy muy importante, que estos 4 hombres no se conozcan entre sí.


REFLEXIONES:

La antigua teoría era: 'Cásate con un hombre mayor, porque son maduros'.Pero la nueva teoría es: 'Los hombres no maduran, cásate con quien te dé la gana'. (Rita Rudner).


¿Cómo puedes saber la diferencia entre los verdaderos regalos de los hombres y los regalos por sus sentimientos de culpabilidad?Los segundos son más bonitos.

'Lo que teme un hombre cuando piensa en el matrimonio no es atarse a una mujer, sino separarse de todas las demás' (Ellen Rowland).

'Si un hombre te dice que necesita espacio, déjalo afuera'.


'Las mujeres que buscan ser iguales a los hombres carecen de ambición'. (Timothy Leary)

Las mujeres solteras se quejan de que los tipos buenos están casados. Las mujeres casadas se quejan de sus maridos. Moraleja: Los tipos buenos no existen.

¿En qué se parece un hombre a un columpio?... En que al principio divierte, pero al final marea.

Si pudimos enviar a un hombre a la luna... ¿por qué no enviarlos a todos?

domingo, 12 de julio de 2009

Hombres y mujeres de luz

Mi escepticismo no tiene límites. A lo largo de mi vida he tenido una serie de amuletos que han regido mi vida y ahora, con conocimiento de causa, puedo decir que son como el palito que necesitaba el patito para poder nadar sin miedo a ahogarse. De los primeros que recuerdo, está el famoso “¡Detente...!”. Para las almas impías que no conocen los “detentes” les dirá que es una pequeña estampita hecha de fieltro o papel, con la imagen impresa del Sagrado Corazón de un lado y del otro, el corazón de Jesús coronado de espinas. Se llama “detente” porque la frasecita completa dice: ¡Detente! El corazón de Jesús está conmigo”. Además, el portador de este amuleto, se lleva cien días de no transitar por el purgatorio, así que es de lo más efectivo. Yo traigo varias versiones en mi cartera, con la esperanza de pasar desapercibida para ladrones y malos hombres. También traigo un trébol de cuatro hojas que me regalaron, para que el “Detente” agarre fuerza... He traído flores tocadas al Santo Sepulcro, espinas en forma de la cruz de Cristo; astillas de la mencionada cruz; estampitas de San Judas, ojos de venado para el mal de ojo; jorobaditos... y ahora ando a la búsqueda del “Orión Dorado” que se anuncia en la radio por un santo varón, hombre de luz, que amasa fabulosas cantidades de dinero con él, porque asegura, es protector de las almas desvalidas. Mi casa la tengo armonizada con las reglas básicas del Feng Shui y lo escogí por la orientación que tenía; jamás pongo espejos que dan a las puertas y cambio los muebles a cada rato para que fluya la energía; no tengo cactus porque cortan las vibras positivas y me visto seguido de rojo para atraer energía y funcionar por la vida. Rijo mi vida por el horóscopo que sale en el periódico cada mañana aunque no le entienda nada o lea lo mismo pero bajo el signo de Leo; pero además conozco mi signo en el horóscopo maya, chino y celta; tengo ajos colgados a la entrada de mi casa para alejar a los vampiros; pero además, guardo en el fondo de mi ropero a la “Divina Chuparrosa” que concede amor a quien se lo pida; mi llavero es una pata de conejo, que a veces cambio por una herradura; mi sábila está decorada con doscientos moñitos rojos que le dan un aspecto de flor exótica; colecciono bolas de cristal para que se refleje la mala energía y un tierno gatito chino con la garra levantada, adorna mi tocador. Cada vez que enciendo mi computadora, corre un programa que emula el lanzamiento de las monedas del I Ching e interpreto su oráculo a mis conveniencias; toco madera, no abro paraguas adentro de mi casa y, ¡Jamás! Paso por debajo de una escalera. En fin de año, invierto dos horas de la fiesta en sacar las maletas y dar la vuelta a la cuadra de mi colonia; barro lentejas, me retaco las doce uvas de la felicidad al son de las campanadas de mi celular pensando al mismo tiempo doce deseos que siempre han sido los mismos; uso chones rojos con amarillo pero al revés porque dicen que eso trae consigo tener ropa nueva durante el año (¡Dios mío! Que me entere de las superofertas del centro comercial... ¡No me desampares!). Le llevé huevos a Santa Clara para que no lloviera en mi boda, pero no surtió efecto, seguramente porque comí de las cazuelas de casa de mi madre; algo robado, antiguo y regalado fueron cosas que me costó trabajo encontrar y después me arrepentí de no haberle pisado la cola a un gato, porque dicen que si lo haces, no te casas... Aquí les pongo una lista de cosas que deben o no hacer, según el caso, porque soy muy compartida y no quiero que nada malo les pase:


DE BUENA SUERTE
Conservar un dólar en la cartera, que además tenga forma de pirámide, le traerá mucho dinero.
Colocar elefantes de espalda a la puerta en números impares, atraerá buenas cosas para los habitantes de la casa.
Cuando se siente picazón en la palma derecha de la mano, eso significa que pronto se recibirá dinero.
Al colocarse mal una o ambas medias debe dejarlas así hasta las 12 minutos, pues esto le traerá suerte
Tocar madera cada vez que se expresa un deseo, hará que éste se cumpla.
A quien se corte las uñas los lunes, nunca le dolerán las muelas.

DE MALA SUERTE
Sentarse encima de las mesas trae como consecuencia el rechazo de proyectos.
Para evitar visitas no deseadas se debe colocar una escoba detrás de la puerta, pero, si por el contrario ya éstas han hecho acto de presencia, se debe colocar un vaso con agua tapado con un plato, para que se retiren cuanto antes.
La ruptura de un espejo es símbolo de siete años de mala suerte.
Abrir sombrillas dentro de una casa o apartamento, trae mala suerte.
Cuando una persona sale de viaje, no debe regresarse a buscar algo que se le haya olvidado, puesto que esto vaticina mal agüero.
Regalar pañuelos, trae a la persona que los recibe muchas lágrimas, sufrimientos y peleas.
Colocar dos cucharas cruzadas, con un poco de sal en sus extremos, aleja las nubes cuando va a llover.
Nunca deben dejarse las tijeras con las cuchillas abiertas, ya que esto trae hambre y miseria.
Barrer los lunes por la mañana trae mala suerte.

VARIOS
El que se baña el jueves o viernes santo se convierte en pez.
Si se le para una mosca en la nariz, recibirá una carta.
Cuando una tara entra a una casa, significa que pronto habrá una muerte.
Las personas que tienen los dientes separados son mentirosas.
La ropa negra atrae luto.
Cuando sueñe un sábado, todo se le cumplirá.
El que pase por un puente después de haber tomado una copa, se emborrachará.
A las personas que les suda la nariz son muy celosas.
Las manchas blancas en medio de las uñas significan mentiras que se han dicho.
Las personas que tengan un lunar cerca de la boca quedarán viudas.

Esta nota se la dedico a mi hermana, que es una mujer de luz: le toca prender la fuente de la felicidad y el fuego de la prosperidad todos los días en su oficina.

jueves, 9 de julio de 2009

El arte de ser una joven encantadora I

Entre los cientos de libros que inundan mi espacio, encontré uno que me remitió una vez más a mis mocedades, más cercanas que lejanas, aclaro. Un buen día me dio por coleccionar libros según su grado de cursilería, porque yo, no soy ruda, me declaro absolutamente cursi. El libro del que les escribo se llama “El arte de ser una joven encantadora”. Editado en 1953 por la editorial Fénix. Raro, no tiene autor que lo firme, por más que lo busqué. Cuando me puse a leerlo nuevamente, me di cuenta de que la autora –porque esto sólo lo pudo escribir una mujer- era una especie de doctora corazón, de esas que contestan cartas en las revistas femeninas o en la parte trasera de las fotonovelas. Cito los temas: “Recetas de belleza”; “A los veinte años”; “Saber ignorar lo que se sabe”; “La poesía del hogar”; “Sobre el flirt”; “La danza”; “Perfiles perdidos”; “Aquellas que trabajan”; “Las que lo merecen”; “Las solteronas”; “El arte de ser soltera”... y así un gran número de sugestivos tópicos a cual más de cursis. Utilizando el lenguaje de nuestra simpática autora les pregunto: ¿Verdad queridas damitas, que la curiosidad invade vuestras pequeñas cabecitas? Lo sé. Así que durante un tiempecillo me daré a la tarea de ponerles unos extractos de tan magnífica guía espiritual, para que las casadas agraden más al marido y las solteras no se queden “para vestir santos”, casi lo siento como un compromiso moral. A continuación cito un extracto de la introducción para entrar en materia y seleccionaré un tema al azar –con comentarios de mi cosecha- para beneplácito de mis lectores:

“Mis jóvenes amigas: ¿no es de buen augurio el comenzar nuestras charlas bajo los auspicios del “Hada Primavera”? Esa es una encantadora sorpresa que me ha reservado vuestra primera carta, la primera de esas tan simpáticas y tan diversas [...]”

LA DANZA
Ya os previne, mis queridas amigas, que hablaríamos de todo, de danzas como de estudios. La danza, palabra de encanto para la juventud, es una cosa linda y realmente hermosa... cuando lo quiere ser; pues no debéis ignorar que algunas veces se muestra desprovista de todo arte y hasta de toda decencia. [...] Por eso es que hay danza, como hay chocolate y chocolate. Danzas hay que son pura calidad y no hacen daño a la moral ni al físico, como hay otras, de calidad inferior que envenenan poco a poco, (SEGURO LO DICE POR EL DANZÓN Y DEMÁS RITMOS SICALÍPTICOS) igual que el chocolate malo deteriora el hígado y el estómago.

[...] ¿Acaso es más artística la forma en que se baila hoy? Todas las parejas atentas a los compases que reclaman su atención, están serias y graves o arrastradas por la vorágine de una conga parecen locos poseídos de risa y movimientos histéricos y salvajes entregados a los ritmos groseros de sus dioses. [...] Con todo, cualquiera que sea la forma de bailar, hay dos secretos para sacarle el mayor provecho, siempre ajustándose a las reglas del arte y la moral. Yo os lo ofrezco: el primero es la forma; el segundo es el límite.

Con estas dos premisas, creedlo, salváis vuestra moral y los censores no tienen motivos para desprestigiaros. Tened, pues, la gracia de hacéroslas vuestras estas dos fórmulas y el valor de no olvidarlas nunca. ¿Os reís contentas?... Entonces, ¡Bailad ahora!”.

Esto me recuerda los consejos de las monjitas cuando nos decía que teníamos que bailar a “un brazo de distancia”. Cuando quieran les presto el libro.

domingo, 5 de julio de 2009

Los encaminadores de almas....

No es una secta religiosa. No es un grupo musical. Simplemente, hay personas que no soportan vernos solos. Es como un reto para ellas invertir su tiempo en pastorear almas perdidas. Para que mejor me entiendan, una persona encaminadora de almas es una suerte de Celestina pero posmoderna. La persona con vocación de encaminador, como su nombre lo indica, trata a toda costa de encontrarle pareja a uno, no importa con quién ni los medios de los cuales se valga para conseguirlo. Normalmente te hablan por teléfono y dicen: “Amiga, te tengo un prospecto de sueño. Imagina, es ingeniero en mecatrónica (¿!!?), superexistoso, director de la empresa donde trabaja; tiene un auto de ensueño, se viste bien, le gusta leer, el cine y huele rico”. Como el ser humano es más curioso que sensato, nos entra la curiosidad por conocer a semejante partido, haciendo caso omiso a nuestra infalible intuición... Y ahí vamos, a la dichosa cita “a ciegas” –porque nos encanta despejar la “X”. Existen varias situaciones, todas ellas muy elaboradas, para organizar la cita a ciegas:

1. Se quedan de ver en una fiesta de un amigo(a) común. Tú vas con tu encaminadora del brazo, ella siempre cuchicheando al oído lo maravilloso que es el galán, porque le gusta el cine como a ti. Lo observan de lejos, y como que no quiere la cosa te acercas y lo conoces. Cuando comienza a platicar, te das cuenta que el cine que le gusta es el de Jean Claude...
2. Te quedas de ver con X en céntrico restaurante y cuando llegas, te das cuenta de que ya lo conoces y desde hace mucho que te cae mal y es hermano de una amiga a la que le bajaste el novio;
3. Las parejas de matrimonios que te invitan a cenar, vas sola... y cuando llegas te tienen la “sorpresa” de que invitaron al sobrino de 52 años que no se ha casado... lo cual te hace dudar del por qué de tal situación... cuando abre la boca para platicar brotan de ella palabras inconexas y además tiene un chisguete de voz... lo comprendes todo.
4. Cuando vas a ir a una boda y no tienes pareja, tus amigos amablemente ofrece: “Si quieres te presentamos a un amigo”... Una punzada recorre la boca de tu estómago, sudas frío y piensas que los procesos de selección natural no aplican para ti... eso le destruye la autoestima a cualquiera, caray;
5. Cuando la misma pareja, que no ha recapacitado en su proceder, te dice: “Ahora si tenemos a la pareja ideal para ti”. Vuelves a caer, porque como dije, el morbo mata todo, y se repite la misma historia del punto cuatro, pero ahora recargada: resulta que el amigo es “gay” y se acaba de dar cuenta... Y llega todo feliz a la cena para comunicar la buena noticia....

Bueno, estas son algunas de las situaciones que me han platicado, sufrieron algunas de mis conocidos. La pregunta entonces sería cómo librarse de una encaminadora de almas, que es peor aún que cualquier pareja conocida a través suyo. He aquí algunos consejillos que la sabiduría popular me susurró al oído:

1. No contradecir al encaminador. Cualquier argumento contrario a sus deseos es totalmente vano. Lo mejor es resignarse y decirle “que sí, que como no, que cuándo y a qué hora”;
2. Ir con la menor expectativa posible: ya se sabe que la esperanza muere al último, y después de ella le seguirá nuestra Celestina, así que no hay problema, quien quite y...;
3. Lo más seguro es que la encaminadora se sienta la “madrina” de la relación y presuma a todos que tu felicidad se la debes a ella; evitar en la medida de lo posible darle detalles de ésta, pues como será uno de sus máximos logros en la vida, no dejará que nada malo pueda sucederles a sus “ahijados”;
4. La próxima vez que una encaminadora de almas tome la estafeta para conseguirte pareja, regálale un curso completo de inglés por correspondencia o dile que mejor se inscriba en alguna clase vespertina: macetas de macramé, tejido, bordado en lentejuela, peluches para infantes... entre más complejo y largo el curso, mejor ;
5. Si pronuncia las terribles palabras “tengo justo un amigo para ti”, le dices que qué bueno, que justo andas buscando con quién sustituir su presencia en tu vida...a ver qué le parece el cambalache;
6. Si te pregunta: “Y, ¿todavía sigues sola?”, te le quedas viendo fijamente, le cierras un ojo en señal de complicidad y le contestas: ¿Crees que esta reina iba a durar sola mucho tiempo? Eso la frustrará, pero dejará de molestar.
A todos los que en algún momento hemos tomado el papel de encaminador de almas: por favor dejemos a la selección natural los hechos: es poco probable que se equivoque.

viernes, 26 de junio de 2009

Obituario

Este blog se une a la pena que embarga a todas las almas ochenteras por la pérdida de Michel Jackson y la actriz Farrah Fawcett, aunque me confieso más seguidora de la segunda que del primero. El pelo que todas envidiamos, el shampoo que todas compramos y con el que nos desengañamos al ver que JAMÁS podríamos tener el pelo así, a menos, claro, que lo sometieramos con las tenazas y la pistola de aire caliente Vidal Sasoon... A quienes envidiamos los 100 dientes de arriba y de abajo de la güerita y a quienes tenían en su ropero un guante lentejueliado, calcetin blanco y choclo negro y se sabía el pasito para atrás del quiasi blanco Michel... mi más sentido pésame. La Rima

martes, 23 de junio de 2009

La víbora sutil

Una amiga de la hermana de otra amiga me estaba contando que existen personas que pueden ser clasificadas como “víboras sutiles”. Las víboras sutiles pueden ser definidas como aquellas mujeres que navegan por la vida con cara de “matalascallando”, ojos de mirada ingenua, vocecilla melosa y casi inaudible y vestir sofisticado. En el navegar de la vida, tenemos que jugar varios papeles, como todos sabemos. Pero el de “víbora sutil” es el más difícil de dominar. Desde pequeñas nos han dicho que tenemos que ser buenas niñas, modositas, no decir malas palabras, bajar la mirada ante imágenes inconvenientes y decir a casi todo que sí. Pues no. Esta amiga me refiere varios consejillos sobre cómo lograr ser una víbora sutil. Y aunque parezca sacado un texto sacado del Cosmopolitan, aquí se los voy a poner, porque no me puedo ir a la tumba guardando tamaño secreto:

1.Ir por la vida como flotando; hacer pensar a la gente que somos medio despistadas y que ni cuenta nos damos de lo que pasa a nuestro alrededor, pero en realidad, incrementar nuestro poder de observación;
2.Como la Virgen María: guardar todo lo que sucede en el fondo de nuestro corazón... y de nuestro cerebro, que es la parte más importante;
3. Siempre medir al otro: obsérvalo desde tu trinchera: que dice, con quien se junta, cómo se viste, en dónde vive, qué clase de cosas le gustan y cuál es su punto débil;
4. Es importante pasar lo más desapercibida posible: no exagerar en amabilidad y muestras de cariño, porque levantamos sospechas...
5.Incrementar el poder de controlar lo que uno dice: si son mentiras, no olvidar qué dijimos, porque ahí es dónde nos pueden agarrar in fraganti;

Como podrán observar, es toda una estrategia lo que mi amiga afirma, pero a ella le ha dado resultado navegar así por la vida... su índice de maldad no tiene límites pero creo que en parte tiene razón... ser buenitas todo el tiempo hasta resulta aburrido. ¿Qué opinan ustedes?

viernes, 19 de junio de 2009

Tarde pero sin sueño

Lo sé. Un mes sin escribir. Un mes sin saber de mí. Es duro, pero así es. Estuve de parranda, estuve cambiando mi vida y mi maleta para otros confines mucho más amplios y por lo tanto, más seguros. En esta ocasión debo decir, pondré todo aquello que aprendí en esto de los cambios radicales. Aprendí...

Que cuento con más amigos de los que imaginé tener;
Que los que no pensaba que me ayudaran, estuvieron ahí;
Aprendí a pedir ayuda y a recibirla sin pensar que debía retribuirla;
Sólo el simple hecho de que alguien llamara para saber qué se me ofrecía, ya era gratificante;
Que fui capaz de hacer cosas que sólo yo ponía en duda:
Que es cierto lo que dicen: la felicidad es una construcción que sólo uno se puede otorgar;
Que siempre hubo alguien dispuesto a cargar conmigo mi pesada losa;
Que la familia y los amigos nos alimentan y nos hacen leve la vida;
Que los que me aman, se alegraron por mí;
Que los que no saben, también;
Que encontré nuevos amigos que estuvieron dispuestos a seguirme el paso;
Que los reencuentros siempre son hermosos;
Que vale la pena hacer las cosas bien y de buenas...

A todos, todos los que estuvieron junto a mí y entendieron, aceptaron, se resignaron, me echaron porras y me hicieron dulces todos esos momentos: la palabra gracias no me alcanza, como siempre, será insuficiente para derramar sobre ustedes toda mi gratitud. Y de aquí en adelante... seguiremos. Rima.

sábado, 23 de mayo de 2009

I Google

Lo malo de pasarle mi teléfono celular a todos es que luego recibo mensajitos. Y no es que me moleste recibir mensajitos, eso es muy bueno y reconfortante, pero luego recibe una cada cosa... me explico. Alguien por ahí pensó que yo era una especie de oráculo de Delfos posmoderno. Entonces, los poseedores de mi número piensan ante una situación en la que tienen que discernir: “¡Ah! ¡Ya sé! Le voy a mandar un mensajito a la Rima pa’ preguntarle”. Y se arrancan escribiendo en el lenguaje ininteligible que ya he platicado a “redactar” preguntas como estas:

“Oye, Si tengo un minidisco y lo meto en mi compu ¿Luego lo expulsara?”
“¿A cómo están los cables USB para conectar mi impresora?
“¿Dónde compro crémor tártaro?”
Si limpio una plumilla de caligrafía con thinner ¿Se deshace?
¿No tienes un remedio para quitar las manchas de mostaza de una blusa blanca?
¿A cómo está ahorita un Cd?
¿Se puede grabar un disco por partes?
¿Me puedes decir dónde busco la vida y obra de Miguel de Unamuno?
¿Cuál es la ruta de transporte que me lleva a la colonia Héroe de Nacosari? (Ni siquiera sé de una colonia que se llame así)

Y así, por el estilo. Esto me hace recordar también la serie de preguntas y comentarios en situaciones que nos dice la gente, ignoro si es por nervios, porque les intimida platicar contigo o por hacerse solidarios:

Cuando te caes: ¿Qué te pasó? ¿Te caíste?
Cuando pierdes algo: Pero, ¿En dónde?
Cuando te roban: Pero, ¿No te volaron nada de valor, verdad?
Cuando piensas en musarañas y la inseguridad hace presa del otro: ¿En qué estás pensando?
Cuando estás viendo una película de muestra: Entonces ¿El chinito era travestí?
Una mamá a la familia: ¿Qué quieren de cenar?
Niño chillando por un juguete: ¿No quieres mejor una paleta enchilada?
Después de 15 años de matrimonio ¿Todavía me amas?
Cuando sufres una pérdida: ¿Cómo estás?
Cuando chocas: Pues ¿Qué no te fijaste?
Cuando te ven: ¿Todavía no te vas?
Cuando llaman al teléfono de tu casa ¿Dónde estás?

Pero se agradece el interés y la confianza, eso que ni qué.

domingo, 17 de mayo de 2009

Reglas de etiqueta por Messenger

Hace muchos, pero muchos años existían las caricaturas de los Supersónicos. La familia Sónico poseía en su hogar la tecnología de punta para tener una vida cómoda y feliz. Cómo olvidar a Robotina y su eficacia en cuestiones del hogar. Pero lo que a mí más me gustaba era el teléfono que tenían: una gran pantalla en donde aparecía el interlocutor en grande y a todo color. Esa tecnología ya está entre nosotros y sólo tuvimos que esperar treinta años aproximadamente. De todos es sabido que ahora existe el famoso “chat”. Este sistema de comunicación consiste en una pantallita en donde, por medio de una dirección de correo electrónico, podemos entablar comunicación escrita o hablada con nuestros amigos o conocidos. Pero hete aquí, que para generaciones de la mía para arriba, este medio de comunicación resulta complejísimo en cuanto a reglas de etiqueta se refiere. Me explico: a mi todavía me tocó escribir cartas de a de veras, de esas en papel “de escribir” en donde uno ponía la fecha mero arriba y a la derecha y luego empezaba uno con la ya conocida fórmula “Estimada..., Querida...” o como fuera que nos gustara empezar las cartas. Luego venía el desarrollo del tema en cuestión, para finalmente despedirnos con un “esperando una pronto respuesta de tu parte, se despide, atentamente...” o ya en el colmo del cariño “recibe todo mi amor, besitos de...” o como fuera que les gustase acabar el epistolario.

Ahora no nos escribimos cartas sino e-mails y eso, si nos dan ganas, porque el MSN es la solución inmediata al recado rápido o a la platiquita sabrosa. Pero de la plática en esta pantallita se suscitan muchísimas situaciones que han dado al traste con amistades, matrimonios y relaciones en ciernes. He aquí algunos ejemplos –en cuanto a la plática escrita- de lo que aquí afirmo:

1. Si bien nos va, comenzamos con un alegre “¡qué onda wwweeee! O el ya conocido ¡Amiguiiiii! De la fecha, ni nos acordamos...
2. De acuerdo a la agilidad digital que poseamos seremos capaces de mantener esa amistad entre nosotros: resulta que las que llevamos taquimeca en la secundaria somos realmente rápidas para escribir y nuestro interlocutor puede ser que escriba de dedito, entonces el rollo escrito comienza a subir a velocidad vertiginosa y cuando acordamos ya transcurrieron cinco temas diferentes, lo que confunde e indigna al que está al otro lado de la pantalla; esto se deriva en nulas o malas interpretaciones y desencadena furia incontenible y frustración total por parte de ambos escribas;
3. Los emoticonos, tema escabroso y lleno de misterio: resulta que estos pequeños seres digitales supuestamente sirven para describir emociones, situaciones, invitaciones, propuestas indecorosas, estados físicos y sentimientos encontrados. Si usted ve un chat adolescente, lo más seguro es que jamás sepa qué demonios están platicando sus hijos con el amigui, porque los jeroglíficos ahí expuestos no los descifra ni Champoleón;
4. Otro problema con los iconos: a uno le encantan, son simpatiquísimos, pero tienen unos nombres encriptados que nadie entiende, cosas como: jiji, juju, asco, holis, ciao, byby o números como 345jiji... Llegado el momento de querer aplicarlos, nos acordamos de uno buenísimo que expresaría todo lo que queremos decir. En ese momento, nos vamos a la galería de monillos, lo buscamos en una resolución de 3 x 3 pixeles y cuando finalmente lo encontramos, nuestra amiga(o) ya nos está platicando lo caro que está el jitomate en estos tiempos de carestía... frustración total y luego nos preguntan que porqué pusimos ese monillo tan triste, que no es para tanto lo del jitomate....
5. Como hay de todo en la viña del emoticon, existen los monillos porno, éstos normalmente tienen nombres dificilillos, pero hay quienes se los cambian por otro más fácil... ¡Cuidado! porque podemos mandar monillos tres equis a quien no corresponde... esto me lo platicó un amigo de una prima de una amiga... la Rima no hace esas cosas;
6. De repente, por distracción, porque le llaman a una, porque se requiere de ir a la Toilette o a atender cualquier otra circunstancia, nos dejan colgados sin más... y ahí estamos, esperando a que el otro nos conteste y nada... ni por el cambio regresan... eso es indignante, descortés pero así es, son las nuevas reglas de “cortesía” del msn;
7. Podemos ponernos en estados de animación suspendida como “desconectado”, “ausente”, “ocupado” o “disponible”, pero nadieeee usa esos estados de manera real, de todos modos o te invaden las conversaciones o tú invades la de otros;
8. Si estás esperando a que ese “alguien” tan especial se conecte, ya te fue mal; el estado de ansiedad que provoca asomarse a la ventanita de contactos cada dos segundos para ver si el susodicho está conectado, puede acabar con los nervios del más templado. En mis tiempos se usaba contemplar el teléfono y decir: “suena... suena... suena”;
9. Si te pones en estado disponible, todo mundo se conecta contigo, excepto con quien quieres platicar;
10. El lenguaje escrito ha cambiado radicalmente en aras de otorgar rapidez a los que no estudiaron taquimeca, entonces escriben textos como el siguiente:

*Oii dspErtE cOn akEiia claRiidad dEl zOol Qe entrba pOr mi Ventana, abRii miiz Ojoz cuandO de prOntO eSe rAiitO de zOl briillanTe pegOo en mi rOztrO aun azii Zegi durmiendO pOr un ratOp maz ...al ratiitO desperte pEnzandOo qE Oi Speraba qE fOera un dia genEal .. dejandO de ladOo el qE nO abrria pOdidO dOrmiir pOr ztarte PenzaandOo y mas aun zOñandOthe cAdaaa iinzthantE... zin mEnziiOnar a ese aniimal zEr viivO iiamadO mOzca qE nO maz nO me dejO dOrmiir, zumBee ii zumBEee... trAte de MatarrlOo perO el zOeñO Qe me invadiia era maz fuertee QE miiz prOpiiaz fuerzazz... perO ezO nO bazthO parA dEjar de zOñarte ni un instante... tE extrañOo

Me quedo sin palabras al ver este tipo de escritos; se requiere de una combinación entre capacidad de dominio de mayúsculas y minúsculas, agilidad mental y efervescencia digital, los reto a descifrar esto... escribirlo... imposible para los de mi generación. Así, que ni se sientan, ni sigan con reglas de ortografía... lamento informarles que... Carreño ha muerto.

P.D. Agradezco profundamente la colaboración de mi alumna CC por el texto mandado por mensajero, lo publico con su venia. Gracias C.

sábado, 9 de mayo de 2009

Madre, palabra sublime, cariño sin par....

Bueno como es día de las jechus, el mejor homenaje que le puedo hacer a la mía es platicar todo lo que hacemos los 10 de mayo de cada año. En principio, he de decir que mi madre odia literalmente el dichoso día. La razón: dice que ella no puede poner cara de mujer mártir mexicana que espera que le regalen la consabida licuadora. En principio, si hay que regalarle a la madre algo pues que se ponga, se unte, se lea, se escuche o se coma. Siguiendo estos principios, el éxito del buen hijo está asegurado. Bueno, pues mi madre me festeja a mí y a mis hermanos, porque sabiamente afirma que sin nosotros no hubiera sido madre, aunque yo siempre le preparo lo siguiente, son pequeños consejos que sé los harán muy felices. Y por supuesto, quedarán bien y poco gastados:

1. Venden unas flores de plástico monísimas en el mercado: las hay en varias presentaciones y envueltas en celofán, por lo que duran hasta que se mosquean;
2. Un acróstico nunca falla: para las mamás que se llaman María Guadalupe o Carmelitas, la inspiración fluye, a mi me sale barato, se llama igual que yo así que no batallo, nomás cuatro renglones;
3. Existen en el mercado recopilaciones de canciones para tal efecto. Le pueden comprar un disco con las melodías más lacrimógenas jamás creadas: Madrecita, en la voz del Príncipe de la Canción; Amor Eterno, con JuanGa, esa no falla; o la de Sandro de América, que si no lloran es que no tienen corazón;
4. Pueden preparar “El Brindis del Bohemio” que ya ven que es de rigor y siempre saca lágrima segura;
5. En las tiendas “de ocasión” venden unos diplomas que dicen: “A la mejor mamá” o “Madre, sólo hay una”, lo enmarcan y listo, le dan su diplomita;
6. Un bailable: para que se acuerde de los festivales a los que nos acompañó de pequeñas: puede ser “El Rascapetate”, o alguno flamenco;
7. Un portapañuelos decorado con sopa de letra, caracolitos o cualquier pasta. También pueden decorar una botella con diamantina y meten un pergamino enrollado con el significado de su nombre;
Y ahora la disculpa: la verdad me niego a ser parte de este tinglado mercadológico y si alguna cosa le tengo que agradecer a mi madre es su sensatez, buen humor, apoyo incondicional con la sarta de tontería que hago y que me haya inculcado que la festejara el día del niño. ¡Feliz día del niño mamá!

jueves, 30 de abril de 2009

El amor en los tiempos de “Influencia”

Bueno, pues como ahora tengo vacaciones obligadas, o como dice un amigo: todos los días serán domingo durante la próxima semana, he aquí mis comentarios, no sin una chispa de humor negro, como suelo, ustedes disculpen...

1. Los potosinos, dificilitos de por sí para saludar, ahora andamos peor: con tapabocas y lente oscuro ni quien nos haga el menor caso... eso si salen, claro;
2. La creatividad a flor de piel: tapabocas en presentaciones fashion o retro... buena idea para los diseñadores que no tienen que hacer;
3. Se nos vienen horas de eterna diversión en las comunidades virtuales: si no tienes “Face”, estás “out”. Sugerencia: hacer los dos millones de test tontos de ese lugar les auguran pérdida de tiempo total, chance y maten alguna neurona y ni cuenta se den de lo que sucede;
4.Dice mi hermana que para cualquier duda sobre la epidemia, le pregunten, que ya sabe más que los médicos... y quien no, me han llegado 34287 correos con información desinformante que lo único que hacen es dejarme patidifusa...
5. Me escribe una madre desesperada preguntándome que qué puede hacer con sus dos “encantitos” de aquí al día 11 de mayo pues ya agotó su imaginación: ya armaron rompecabezas, cantaron, leyeron cuentos de miedo, jugaron X-Box y se acabaron todos los niveles; hicieron obras de teatro, armaron casitas con sábanas, jugaron a la comidita y rescataron juegos de antaño como el brincapie: querida, mi sugerencia es que dopen a sus niños o en el peor de los casos, amarrarlos con una cuerda elástica definiendo un perímetro para que no se salgan a la calle o les dé por jugar a “Superman”;
6. Libros recomendados: “El amor en los tiempos del Cólera” y “Un día de Cólera” de Pérez Reverte... nomás cambian de enfermedad;
7. Películas recomendadas: “Soy Leyenda” o cualquiera de invasiones zombies;
8. El transporte público ¡impecable! Ojalá siga así... pero no está de más cargar con gel antibacterial...
9. Tengo tos de fumadora... alergias mil... cuidadete y toso porque me ven refeo...
10. Sólo decirles que se cuiden mucho, que no se expongan y que no está de más extremar precauciones... No se maten por favor... En el fondo, no soy tan canalla....

domingo, 26 de abril de 2009

Quedar bien y poco gastada: los regalitos

No cabe duda de que me he vuelto cínica. Pero es que este tema además de delicado, sé que afectará las buenas intenciones de muchos de mis lectores. Me refiero a los “regalitos”. Hace poco, la amiga de una prima de otra amiga cumplió años. Ella no hace reunión especial, pero es tan querida por muchos que su cumpleaños dura aproximadamente quince días. Una amiga bien intencionada llego con un morralito muy mono que contenía lo siguiente: una liga; un dulce de esos que tienen una pasa incrustada y que siempre se me ha figurado una mosca; una moneda de bajísima denominación; un pañuelito blanco deshilachado y una bandita, mejor conocida como “curita” y las instrucciones precisas para saber qué hacer con todo esto: la liga para que recuerdes abrazar y unirte con todos tus semejantes; el dulce para recordarte compartir “dulzura” con los mencionados a donde quiera que vayas; el pañuelo para secar las lágrimas del prójimo; la bandita para curar los sentimientos lastimados, sean los tuyos o los de alguien más; la moneda, para recordarte que debes compartir las riquezas que dios te dio con el otro. La cumpleañera lo recibió con emoción, lo abrió con curiosidad y acto seguido se le vio clarito la helada sonrisa que le dedicó a la bien intencionada amiga. ¡Ayyyy a poco no está lindooooo! Dijo la pródiga amiga. Mil pensamientos cruzaron mi mente: con la liga hubiera hecho un proyectil y al grito de “¡Parque, liga o ligazo!” se lo hubiera dirigido directo a su maquillado ojo; rápidamente hubiera sacado el pañuelito para limpiar sus lagrimitas; le hubiera cubierto la herida con el curita y le hubiera dado el dulce como premio de consolación. Acto seguido, con la moneda hubiera echado un volado para ver si seguía de amiga de la interfecta o de plano la borraba de mi lista. Esto provocó una reflexión sobre la forma que tenemos muchos de obsequiar al otro. Dicen los japoneses que cuando uno regala algo, regala parte de su corazón. Por eso son tan delicados para envolver las cosas. Observar lo que le gusta al otro; anotar los comentarios del amigo, son reglas básicas para obsequiar un buen regalo; no tiene que ser nada costoso por supuesto, pero sí que comulgue con los gustos y estética del obsequiado. A veces imagino a la persona que en un viaje se toma la molestia de ver algo y decir: “esto le puede gustar a la Rima” y comprarlo y traerlo es ya un acto de amistad, agradecimiento o amor increíble para mí. Mucho he recibido, más de lo que merezco diría yo. Pero una cosa si tengo bien clara: haré costalitos para todos mis amigos y amigas en su próximo cumpleaños, así quedo bien y poco gastada. Ustedes dicen si me invitan.

jueves, 16 de abril de 2009

Antes muerta que sencilla: los salones de belleza

Toda belleza exige sacrificio. Recuerdo una vez que fui a un risueño pueblecillo de vacaciones con una amiga. Andábamos bobeando en el mercadillo del lugar y por supuesto que yo salí absolutamente fashion a dar la vuelta. Me topé con un hombre que comenzó a inquirirnos que por qué haciendo dios cosas tan hermosas, nos empeñábamos en maquillar “la obra del señor”. Ese hombre dantesco no me conoció a los doce años, con los dientes de fuera y el pelo al más puro estilo mafaldesco. Comencé a pensar en ayudarle al “señor” cumplidos los catorce años. Me hice de un kit que consistía en tenazas eléctricas para el pelo de tres diámetros diferentes, secadora para el pelo marca “Vidal Sasoon”, shampoo patrocinado por Farrah –tenía un olor tan penetrante que ni siquiera necesitaba mi perfume “Charlie”-; tubos eléctricos y por supuesto, la asesoría incondicional de una prima que a la fecha sale a comprar el super arrastrando la boa. Ella me proveyó de toda la parafernalia necesaria para maquillar mi núbil rostro, aunque he de decir, que en esa época, se usaba el maquillaje sobrecargado: sombras azul plumbago combinadas con magenta, colorete en línea ascendente para “enfatizar los pómulos”, boca rojo pasión y finalmente, un toque de brillo labial con sabor a cereza –sabía a demonios, yo creo que por eso no me besaron hasta que cumplí los veintidós-. La mascarilla para las pestañas, merecía un ritual aparte: enchinamiento con cuchara o enchinador de metal; cinco capas de rimmel intercalando entre cada una, capa de talco o polvo para el rostro. Luego, con un alfiler, separar la torta que se apelmazaba en las pestañas. ¿El resultado? Patas de araña pegadas al rostro, bueno, ni siquiera se podía coquetear con ellas. Y así nos atrevíamos a salir a la calle. Los salones de belleza en realidad son cámaras de tortura. Ni en el “Museo de los Suplicios” se describe de manera tan gráfica lo que ocurre tras sus puertas. Si te pones mechas, es decolorarte el pelo, ponerte el tinte, empapelar con alumnio la cabeza, exponerte al calor como cuarenta y cinco minutos, lavar el pelo, cortarlo y secarlo porque se usa lacio. Para que luego no nos guste el tono y mucho menos nos parezcamos a la modelo güerita de donde sacamos la grandiosa idea. Las uñas, otro escabroso tema. No nos crecen, se nos escaman cual pastel mil hojas, quebradizas... para eso se inventaron las “uñas de escultura”, las cuales consisten en pegarte una uña artificial con capas y capas de un líquido quemante para después decóralas hasta con las perlas de la virgen y meter las manos a una luz ultravioleta que a la larga, seguro provoca cáncer. Ya no menciono los procesos de “peeling” y “lifting”; el horrible proceso de depilación con láser o cremas apestosas; el bronceado permanente de duración dudosa; las operaciones de nalgas, senos, abdomen y chaparreras –conozco a varias que quedaron en la mesa o “menores de privilegio”, pero eso sí, bien voluptuosas-. Se preguntarán: ¿envidia, coraje o qué? Tal vez todo junto, pero yo soy de la opinión de que hay que envejecer con dignidad, eso sí, de vez en cuando una ayudadita no cae mal. Los caminos del “salón” son insondables... algunos verdaderamente tortuosos.

miércoles, 15 de abril de 2009

¿Jueguitos que desafían a la imaginación?

Como es bien sabido, los niños del mundo tienen una imaginación fértil, fruto de la imitación de lo que ven a su alrededor. Pues hoy me estaba acordando con mi mamá de todos esos juegos que se inventan con lo que se tiene a mano. Como mi abuela aplicaba inyecciones a las vecinas del barrio, mi madre escuchaba todas las dolencias con las que llegaban las señoras: “Mire Licho, tengo un dolor en la rabadilla que me sube por todo el esternón”....”Doña Licho, vengo a que me inyecte porque nomás no puedo andar, me duelen las rodillas...” Y así, al infinito. Pues mi madre, que como ustedes saben, es rete ocurrente, pa pronto organizaba minisala con sillitas y jugaba con sus amigas a las enfermedades... todas las chiquillas entraban en feroz competencia para ver quién de ellas tenía la más terrible y devastadora de todas... lo malo es que dice ella que ahora, ya las reglas del juego cambiaron porque, actualmente, se juntan en las salas de sus respectivas casas y platican de las mismas enfermedades pero de a de veras... Otro juego recurrente es el de las “comiditas”. Toda niña que se precie tenía en su haber, mínimo, un juego de té de plástico decorado con filigrana rococó y las más curras, unos jueguitos de porcelana miniatura que consistían en 6 tasas, 6 platitos, plato postrero y tetera con azucarera y jarrita para la crema. Y esto era darle vuelo a la imaginación: “-Señora, cómo ha estado su hijita, la veo medio desmejorada... (Refiriéndose a una muñeca sin cabeza y con los brazos volteados)”, o si no:- “Ándele señora, pruebe este pastelito de frambuesa, lo acabo de hacer... (Pastel maquilado con lodo putrefacto del jardín y decorado con mariquitas muertas a manera de frutillas). Y ya no les doy el resto del menú porque era realmente asqueroso. Lo que a mí me encantaba era cocinar con mi mamá. Me habían regalado un horno “milagro” - las que saben cocinar entenderán en qué consiste-, y cuando mi madre hacía pasteles me regalaba tantita masa y la poníamos a cocer junto con el “grandote”. Luego, lo decoraba y hacía rebanaditas pequeñitas para jugar, ahora sí, de al “devis”. Dos eran los juegos prohibidos en esa época: el doctor y a los “esposos”. No sé por qué, si el de los esposos consistía en decir: “Vieja, ya llegué del trabajo...”, “Ayyy que bueno viejo, siéntate a comer, ahorita te sirvo”. Y ya, era todo. Se nos iba más en la organizada de: “a que tú eras la señora de la casa y estabas haciendo la comida, entonces yo llegaba con mi portafolios y te decía ya llegué, y entonces tú me dices....” “¡No! Yo quiero ser el señor, los señores nomás se sientan y comen y la señora es la que hace todo, ¡siempre quieres ser el señor...!”. En fin, que todo es aprendizaje, desde chiquitas nos regalaron la escobita, la franelita, el trapeadorcito, la tinita, el jueguito de cazuelitas de barro, las cacerolitas, las cucharitas y todas esas “itas” que ahora nos tienen jugando “dealdevis”...