viernes, 19 de diciembre de 2008

Consejos para señoritas en edad de merecer

Llegada la adolescencia, uno se voltea a ver al espejo y lo que ve es a una niña que intenta ser mujer. Imagínenme con los dientes de fuera, pelo ralo, esponjado e indomable, mirada gacha y cachete ancho. Cuando me vi en la foto del colegio a los 14 años, no tuve más remedio que ponerme a llorar. “¿Qué voy a hacer conmigo?” –Pensaba- “No tengo remedio”. Pues las madres, que como todos sabemos, tienen una sabiduría especial para reafirmar la autoestima de cualquier niña plana por delante y por detrás. Así que en madura plática, mi madre me aconsejó: “date a deseo y olerás a poleo; date a cada rato y olerás a orines de gato”. Para quienes no saben que es el poleo les pongo la definición: m. Planta herbácea anual de la familia de las labiadas, de entre 10 y 30 cm de altura y con flores azuladas o moradas, de olor agradable, con la que se hacen infusiones: el poleo crece en zonas húmedas o en las orillas de los ríos. Espero que no se hayan quedado en las mismas como yo, pero seguro huele rico. Bueno pues ese fue un primer consejo, el cual, por supuesto, NO SEGUÍ AL PIE DE LA LETRA porque ya se sabe que cuando una adolescente conoce y ve las bondades del otro género, lo que uno hace es andar quedando bien, léase: tejer suéteres, hacer pasteles, mandar cartitas cursis, andar los caminos por los que anda el varón deseado y un sinnúmero de tonterías más. Cuando llegaba desolada a platicarle a mi madre que el interfecto no me “pelaba”, ella me miraba y repetía la consabida frasecita:”Date a deseo... etc.” Ya después en un arranque de sabiduría me decía: “Ay hijita, a ese muchacho que se cree mucho y no te hace caso tu nomás imagínatelo en el baño, sentado”. Este consejo si lo seguí y me surtió más efecto que el primero, porque me di cuenta de que no eran semidioses los tales hombres, sino seres humanos como yo, que viven, sufren, tenían miedo de sacarme a bailar en las tardeadas... e iban al baño. Después de este escatológico pero instructivo consejo, seguí haciendo lo mismo, por lo que puedo decir que los orines de gato eran la base de mi perfumería francesa... Al cabo de unos años, una amiga muy querida me platicó que su mamá le decía cuando le enseñaba a caminar como señorita; ya saben un pie adelante del otro para bambolear las caderas como modelo de pasarela: “Tú nada más repite: "soy bella, soy amada y tengo un secreto”. Eso le eleva la autoestima a cualquiera. Lo de soy bella, pues ya se sabe; amada me considero, pero eso de “tengo un secreto” alcanza los bordes del velo de misterio, que subyuga a los hombres y que en resumidas cuentas es: “Date a deseo... etc.” Es mi deber aclarar que en mis investigaciones sobre el poleo encontré que la planta perfumada es buenísima para los males gástricos y propicia el movimiento intestinal. Porque las niñas bonitas, también vamos al baño.

2 comentarios:

Arturo Haro dijo...

jajajajajajajaja.


Buenísimo!


bue-ní-si-mo!

Anónimo dijo...

Quiero agregar algo del poleo
esta planta Poleo es lo mismo que conocemos como Menta (te)
este poleo es buenisimo, a nosotros nos lo daban de pequeños, segun mis padres te ayudaban a bajar el nivel de energia en los niños para que descansaran (jajaja es cierto, ayuda a relajarte y por ende te ayuda a dormir) tiene un aroma riquisimo y como dice tu madre, una vez que lo hueles lo deseas mas
saludos