lunes, 3 de noviembre de 2008

De chuchulucos y otras fruslerías...

Siguendo con las maternales historias, relato a continuación la siguiente. Mi mamá solía salir los jueves con un grupo de amigas a tomar café y verle los dobladillos a toda la ropa que vendían en la calle Hidalgo -según palabras de mi padre-. Siempre se iba con la promesa de traernos un "chuchuluco". La tal palabreja significaba desde unos chicles de "Mary Gelo", profética pitonisa de maquinita que revelaba sus encriptados mensajes, previa quemadura de papel, -seguro los escribían con limón- o bien, algún chocolate, cuento de Periquita o la Pequeña Lulú. De más está decir, que esperabamos a que dieran las ocho de la noche para que mi mamá llegara con el consabido chuchuluco. Un día, a mi madre se le olvidaron las llaves y tocó el timbre, yo salí a abrir la puerta. Se me queda viendo y me dice: -"¡Hija mía! Tanto tiempo ha pasado. ¿Ya no me recuerdas? Soy tu madre". Imagínense mi reacción. Primero pensé que estaba media loca, que se le había olvidado toda su familia en dos horas y pensé en correr a llamar al 911 de haber existido en esa época. Luego me acordé de sus dotes histriónicas y le seguí la corriente, con cierto recelo. Ahora doy gracias por no ser alcohólica o drogadicta.

2 comentarios:

lupenogueira dijo...

queridísima....cada vez que haces mención a tu madre más ganas me dan de conocerla... organízate un cafesín...
saludos y tks por compartir tus recuerdos... me estás animando a hacer un ejercicio de memoria...

Anónimo dijo...

Querida Medusaenapuros:
Se me hace que su mamá le trajo más de una vez, cajetillas con cigarros de chocolate, qué no?
¿o de dónde su placer por los cigarrillos?