martes, 11 de noviembre de 2008

Huevos Poché

Mi padre es un hombre del siglo XIX. Nomás le faltaba usar leontina, porque los sombreros de copa, todavía los tiene. Como podrán imaginar, esto acarreaba una serie de contratiempos cuando de viajar se trataba, en una familia con madre de imaginación peculiar y tres inquietos hijitos. Pues mi padre no es un hombre que se distinga por que le guste viajar. Nuestras vacaciones nunca llegaban más allá del estado de Guanajuato. Es más, ni a Guanajuato llegabamos. Lo más lejos fue San Miguel Allende o el balneario "Taboada", y siempre viajabamos con los mismos amigos de los infaustos días de campo. Mi papá para viajar, tenía que cargar más cosas que Livinsgton al continente africano. Tenía una maletita de cuero color miel con más de doscientos compartimentos para poner en ellos píldoras, remedios para la tos, parches León, curitas, merthiolate del que ardía, aspirinas, pastillas para la diarrea y por si nos tapabamos, pomada de la Campana, Yodex, gasas, vendas, rasuradora, espuma, brocha para la espuma, y una serie de bártulos engorrosos de ennumerar aquí por aburridos. Pues un día, nos fuimos a San Miguel Allende y llegamos al hotel ese que era de Cantinflas. A la mañana siguiente fuimos a desayunar al restaurante y ya instalados, llega el mesero que ingenuamente le pregunta a mi papá: ¿Les tomo su orden? Mi papá volteó a verlo y le planta de sopetón la siguiente pregunta: -Disculpe, joven ¿A que altura sobre el nivel del mar nos encontramos? El joven se le quedó viendo, se le trabó la lengua, sacó un dedo como para ver si hacía viento, miró a ambos lados como pidiendo ayuda... -Porque fíjese que le quiero encargar unos huevos tibios. Pero tengo que saber la altura porque el agua no hierve igual. ¡Noooo! En mi casa tienen que ser tres minutos, porque... y le soltó un tratado sobre el huevo tibio al mejor estilo de Chepina Peralta. Nosotros fingimos demencia, mi mamá se fue al baño para no tener que disculparse y a mi nunca se me ha olvidado semejante anécdota a pesar de que en ese tiempo tenía como 8 años... No cabe duda que Fito Girón tenía razón al afirmar que estas situaciones estaban "más allá del huevo tibio"...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querida Rima:

Esta es la segunda vez que quiero escribir un comentario y no he podido publicarlo, seguro es mi falta de experiencia en esto de los blogs y que pretendo ser anonima como tu!

Felicidades, me encanta tu blog y comparto la gran mayoria de experiencias como el de vestirme igaulita que mi hermana que era la moda de las mamas en los 70 jajajajaj! a ver.... imaginatete ahora de grandecitas igualitas.... jajajaja!!
Asi mismo como me gusto la entrada de la lagrimitas que todavia a la fecha pienso que por no tenerla no desarrolle mi gusto por la maternidad, claro jugaba con chapulines, martillos, cerdas, trepada de arbol etc., que mi parte masculina se desborda...

Muchas gracias por hacerlo publico asi lo podemos circular. =)

un abrazo setentero con zapatos del taconazo popis....


la mdm

Anónimo dijo...

aaaaaaaah! y se me pasaba ... sigo suspirando por Carlos de la historieta de Archie, ahora que leo tu blog entiendo mi situación por eso no me caso aún.

abrazo

l mdm

Anónimo dijo...

Rimita querida:
Qué decirlesi fuimos compañeras, víctimas y cómplices de tantos "andares", claro que recuerdo que su jefe, a veces salía con alguna "novedá"...
Lamento no haber descubierto tan
tempranamente que eras una niña
tan perspicaz, nunca "platicamos"
esas "situaciones", recuerda que el mío tenía "lo suyito"...y
mejor nos íbamos junto a la alberca a lucir nuestros cuerpos
con forma de frijol...
Anónima que te quiere...