lunes, 3 de noviembre de 2008
Idolos de juventud
La familia solía ir al teatro en compañía de unos queridos amigos. Ibamos a la obra, y después era usual que nos fueramos a cenar al restaurant Tokio una de sus afamadas "orejas de elefante". Ese día fuimos a ver una obra, cuyo protagonista era el galán ochentero Juan Ferrara. Seguro era una de esas obras que se derivan de la novela televisa de moda, ya no recuerdo. El caso es que mi amiga y yo salímos extasiadas ante tal portento de guapura, fineza y caballerosidad y flotamos con toda la energía que nuestras 17 primaveras nos podían dar. Al llegar al restaurante, cual no sería nuestra sorpresa al darnos cuenta de que Juan Ferrara y compañía estaba cenando en ese lugar. Decidimos mi amiga y yo, ir a pedirle el consabido autógrafo, animadas por nuestras respectivas madres y padres, creo que también. Vamos las dos con un mantelito de papel en mano y todos nuestros nervios hechos trizas por la emoción. Todo él, con su voz tan viril, voltea a vernos con mirada despectiva y nos dice: -"me trae un café con leche y unos tamales señorita". Todo se derrumbó dentro de nosotras, tartamudeando le aclaramos que no eramos las meseras aunque tuvieramos tipo -supongo- y finalmente, a regañadientes, plazmó su firma atrás del mantelito... Conservo todavía el mantelito, no por la firma de Ferrara, sino para acordarme de cuando nos confundieron con el digno trabajo de meseras....
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